El Papa autoriza beatificación de misioneros españoles asesinados en Guatemala
EFE
El papa Francisco ha firmado el decreto que reconoce el «martirio» de tres misioneros españoles del Sagrado Corazón de Jesús y de otros siete compañeros laicos asesinados en Guatemala entre 1980 y 1991, durante la guerra civil, por grupos de militares, y que por tanto se convertirán en beatos.
Francisco también firmó el decreto de martirio de otros tres sacerdotes de la Orden de los Capuchinos, entre ellos José Doménech Bonet, asesinados «por odio a la fe» en el periodo comprendido entre el 24 de julio y el 6 de agosto de 1936, durante la guerra civil española.
Según comunicó hoy la oficina de prensa del Vaticano, el pontífice autorizó la aprobación de los respectivos decretos, por lo que estas personas no necesitan ningún milagro para su beatificación.
También reconoció las «virtudes heroicas», el primer paso en el proceso de beatificación», de Joaquim Masmitjà i de Puig, nacido en Olot (Gerona) el 29 de diciembre de 1808 y fallecido el 26 de agosto de 1886, que fundó la congregación de las Misioneras del Corazón de María y fue canónico de la catedral de Gerona.
Asimismo reconoció las «virtudes heroicas» de José Gurruchaga Castuariense, nacido en Tolosa (Guipúzcoa) en 1881 y fallecido en Bilbao en 1967, y fundador de la congregación religiosa de los Auxiliares Parroquiales de Cristo Sacerdote.
Los mártires de Guatemala son José María Gran, nacido en Barcelona el 27 de abril de 1945, destinado en la Misión de El Quiché en Guatemala en 1975 y que fue asesinado el 10 de junio de 1980 en las montañas de Chajul, junto con su catequista Domingo, cuando regresaba de visitar a los fieles, y está enterrado en Chajul.
El otro misionero del Sagrado Corazón de Jesús asesinado poco después fue Faustino Villanueva, nacido en Yesa (Navarra) el 15 de febrero de 1931 y que en 1959 fue también destinado a la Misión de El Quiché, en Guatemala, y fue asesinado el 10 de julio de 1980 por dos sicarios mientras se encontraba en su parroquia de Joyabaj.
Mientras que Juan Alonso Fernández, quien nació en Cuérigo (Asturias) el 29 de noviembre de 1933 y llegó en 1960 a El Quiché, a pesar de que se le insistió en dejar el país debido a la persecución de los sacerdotes, prefirió quedarse, y fue detenido, torturado y asesinado en La Barranca en noviembre de 1981.
Estos tres casos y los de otros españoles que fueron víctimas de la Guerra Civil en Guatemala (1960-1996) fueron denunciados ante la justicia de España en 2003 por la Fundación Rigoberta Menchú.