El Padre Cesareo Gil su causa de santidad y el Cardenal Castillo Lara
María García de Fleury
El 20 de agosto se cumplieron 65 años del primer cursillo de cristiandad y coincidió con la celebración, encabezada por el cardenal Baltasar Porra, del cierre de la fase diocesana de los estudios para elevar a los altares a su fundador, el ya siervo de Dios, padre cesáreo Gil Atrio, a quien llamaban todos el cura Gil.
En esta fase diocesana, a través del interrogatorio a muchas personas, se demostró que tanto durante su vida como después de tantos años de fallecido, el padre Gil Atrio gozaba de fama de vivir una vida íntegra, rica en virtudes cristianas. Se demostró también su influencia positiva, tanto en las personas como en los cursillos de cristiandad que fundó.
Todo esto ha hecho que su focundidad apostólica no se centrara solamente en quienes tenía alrededor, sino que se esparciera por toda la sociedad venezolana. A todos los rincones de Venezuela llegó la influencia del padre cesáreo Gil y los cursillos formando un laicado maduro a través de la enseñanza de la fe, así como un adecuado conocimiento de la doctrina social de la iglesia, haciendo que los cursillistas dieran testimonio fiel de su fe y sintieran la alegría y la responsabilidad de pertenecer al cuerpo de Cristo.
Recordemos que el padre cesáreo Gil llegó a Venezuela en abril de 1959 como parte de la hermandad de los sacerdotes operarios diocesanos. Como sacerdote recién ordenado en España, había trabajado en los cursillos de cristiandad y había palpado la profunda experiencia de fe, de conversión y de apostolado que se desarrollaba en los laicos que realizaban el cursillo.
Por eso le propuso a los obispos venezolanos iniciar esa experiencia en el país. Los obispos aceptaron y el 20 de agosto de 1959 en el colegio Lazalle de la Colina en Caracas se inició el primer cursillo de cristiandad en Venezuela.
Se ha hecho famosa la frase de un testigo de ese primer cursillo cuando al finalizarlo dijo, aquí está empezando algo muy grande y esto lo corroboró el cardenal Rosalío Castillo Lara cuando en las exequias del padre cesáreo Gil expresó que desde la llegada de los cursillos de cristiandad el rostro del laicado en Venezuela fue un rostro absolutamente nuevo, pues el método que caracteriza a los cursillos mantienen al laico intención de espiritualidad, de formación cristiana y de apostolado, lo que ha hecho de los laicos venezolanos hombres y mujeres más activos en la construcción del reino de dios en nuestra sociedad, convirtiéndose en apóstoles de Jesucristo en la realidad cotidiana.
Amigos, nosotros podemos decir que el cura Gil a través de toda su obra de apostolado se empeñó en hacer de los laicos mejores instrumentos cada día en las manos del señor, pues iban actualizando su labor de acuerdo al momento histórico que vivía el país.
Sus seguidores, tanto los sacerdotes operarios diocesanos como los cursillistas continúan los pasos del padre Gil. Sin duda alguna, como lo dijo el cardenal Castillo Lara y lo han ratificado los obispos venezolanos, los cursillos de cristiandad y el legado que ha dejado el padre Gil atrio tiene plena vigencia, pues son medios y métodos muy efectivos para trabajar con los laicos en la recristianización personal y familiar que tanto necesitamos y en la recuperación de la vivencia de los valores y principios humanos y cristianos que llevan a las personas y a las sociedades a Dios y con Dios siempre ganamos.
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