El legado de Sta. Teresita del Niño Jesús, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

María García de Fleury

Santa Teresita del Niño Jesús, conocida también como Santa Teresa de Lisieux, es una persona muy querida e influyente en la tradición católica. Su vida, llena de profunda simplicidad, estuvo guiada por un amor inmenso hacia Dios.

Se le conoce sobre todo por su primer manuscrito autobiográfico, llamado Historia de un Alma, en el que narra su infancia y sus primeros años como monja.

Lo escribió por exigencia de la Madre Superior del Convento de Lisieux. En él habla de su vida familiar, llena de belleza y enseñanzas, su llamado a ser monja carmelita y el inmenso amor por Dios que alimentó desde pequeña.

Luego, por petición de su hermana, Sor María del Sagrado Corazón, escribió sobre lo que sentía como espiritualidad. El tercer y definitivo manuscrito fue escrito a petición de la Madre Inés de Jesús, es decir, su otra hermana, que también estaba en el convento durante su doloroso y último año de vida.

Por obediencia siguió escribiendo, narrando las misericordias del Señor en su corta vida, rezando para hacer el bien en la tierra después de su muerte hasta el fin del mundo, profetizando humildemente que su misión después de su muerte sería el de dar a las almas su pequeño camino y gastar su cielo haciendo el bien en la tierra.

Su salud tan frágil le impidió terminar el manuscrito, pero su hermana, Sor Inés de Jesús, mantuvo un minucioso cuaderno y escribió sus últimas conversaciones con Sor Teresa, que más tarde se publicó como un volumen independiente bajo el título Sus últimas conversaciones.

Santa Teresita del Niño Jesús también escribió poesías, plegarias e inclusive algunas piezas teatrales. Miles de personas las han leído y publicado, buscando la santidad y la simplicidad en el amor. La vida oculta de Santa Teresita del Niño Jesús, viviendo en el pequeño pueblo de Lisieux, una vida bastante normal, pasó desapercibida.

Para su familia, sus conocidos, su Carmelo, su padre espiritual, su obispo. Cuando murió, era una desconocida. En el pequeño Carmelo provincial, habían apenas 30 personas en su entierro.

Esta vida, llena de amor y entrega por Dios, una vida muy ordinaria y muy oculta, ha tenido una trascendencia y un brillo en todas las sociedades del mundo después de más de 100 años de fallecida. Esto es algo que nadie jamás pudo averiguar.

La vida es una trascendencia. Su santidad no se basó en fenómenos extraordinarios. Ella quería hacer cosas muy ordinarias de manera extraordinaria. Aún en medio del sufrimiento y los dolores tan fuertes, conservaba su sonrisa y su exquisita caridad, lo que hacía que le levantara la moral a sus hermanas religiosas.

Es conocida como la Santa de la Sonrisa, es patrona de las misiones, las misioneras y los pilotos aviadores. Es doctora de la Iglesia. Su espiritualidad es la pequeña de la Iglesia. Su ingeniería ha inspirado a innumerables personas a buscar la santidad en las pequeñas cosas de la vida.

Santa Teresa de Lisieux sirve como paradigma de cómo la sencillez, la humildad y el amor pueden conducir a una vida de santidad.

Su legado espiritual ha impactado a generaciones de creyentes y continúa inspirando a individuos de todas las edades a buscar a Dios en los aspectos cotidianos de sus vidas y a vivir con fe, humildad, seguridad y amor.

Porque sabemos que con Dios siempre ganamos.

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