El Fundador de los Dominicos
María García de Fleury
Para saber de los dominicos tenemos que remontarnos hacia el año 800 en el sur de Francia, un tiempo de grandes dificultades, grandes errores dentro de la iglesia católica, continuas guerras contra los moros y entre los mismos príncipes cristianos.
En ese tiempo solamente los obispos eran los que podían predicar y fue en ese tiempo cuando surgió en España Domingo de Guzmán, un joven de origen noble que había estudiado artes liberales y teología.
La situación político-social fue de tal manera que tuvo como una de las consecuencias el desarrollo de una gran hambruna en toda la región de Palencia.
Domingo recordaba las palabras de Jesús, un mandamiento nuevo les doy, que se amen los unos a los otros como yo los he amado.
Por eso vendió todo lo que tenía hasta sus libros, porque decía, ¿cómo podré yo seguir estudiando en pieles muertas cuando hermanos mismos en carne viva se mueren? Domingo decidió dejarlo todo y hacerse sacerdote.
Se ordenó en 1194 y se destacó por una inmensa dedicación a la oración. Los recordaban como un hombre que no dejaba de orar por los demás.
Un día acompañó al obispo de Osma desde Francia hasta Inglaterra y quedó preocupado al ver la cantidad de herejías que existían y cómo con facilidad se negaban muchos dogmas de la fe católica, incluso la salvación por la cruz de Cristo. Y los sacramentos también se negaban.
En ese momento entendió que era necesario volver a la palabra de Dios para revitalizar la misión de la iglesia y ayudar a la sociedad y a las personas. Domingo empezó a soñar con comunidades de hermanos que, imitando la vida de los apóstoles después de la resurrección de Cristo, siguieron enseñando, vivieron el evangelio, lo rezaban, lo compartían en comunidad y lo transmitían a los demás desde la compasión.
Así se fue configurando la idea de formar una orden religiosa dedicada a predicar las verdades enseñadas por Jesucristo. En 1212, la Virgen se le apareció a Domingo.
Le pidió que rezara el rosario para combatir a los herejes. Así fue como los seguidores de Domingo combatieron muchos errores y convirtieron a mucha gente. En 1215 fundó la orden de los predicadores, dispuestos a llevar la enseñanza a los hermanos.
En 1215, la Virgen se le apareció a Domingo, la enseñanza de Cristo en pueblos y ciudades. Ese año asistió al IV Concilio de Letrán y allí le pidió la aprobación de su orden al Papa Inocencio III.
Domingo, muy amigo de San Francisco de Asís, buscó a un doctor muy conocido en teología llamado Tomás de Aquino para instruir a los frailes y además los mandó a estudiar teología en la Universidad de París y derecho canónico en la Universidad de Bolonia.
La concibió como una orden religiosa que se ponía bajo la jurisdicción de la Santa Sede, dedicada a estudiar y evangelizar por el mundo. Después de cuatro años de estudios y dura preparación, Domingo envió a los primeros frailes predicadores a España, París y él fue a Roma, luego a Bolonia, Inglaterra, Escandinavia, Hungría y Alemania.
Lo llamaban el maestro de la predicación. Instruía a sus frailes solamente hablar de Dios y con Dios. La labor de enseñanza en escuelas, universidades, actividades misioneras, de promoción humana, formación de grupos de oración y contemplación, la siguen haciendo la orden de los predicadores, conocida también como los dominicos hasta el día de hoy, porque al igual que su fundador, Santo Domingo de Guzmán, saben que con Dios siempre ganamos.
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