El estrés en el embarazo afecta la absorción de hierro del feto
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Los problemas psicológicos de las embarazas pueden causar trastornos en los bebés. Un grupo de investigadores de la UW Medicine ha descubierto que tener estrés crónico al final de la gestación podría hacer que los fetos absorban menos cantidad de hierro, concretamente un 15% menos, lo que puede aumentar el riesgo de que presente anemia.
La investigación observó que durante el segundo y tercer trimestre del embarazo los requerimientos de hierro en las mujeres pueden aumentar hasta ocho veces. Sin embargo, en aquellas que padecen estrés crónico al final de la gestación se encontró unos fetos con hasta un 15% menos de capacidad de absorber el hierro que los de madres que no tuvieron esa condición mental.
La publicación del trabajo, que se ha hecho en Scientific Reports, se ha llevado a cabo en 164 mujeres gestantes de Alemania que fueron separadas en función de si tuvieron o no estrés en el embarazo. Se analizó los niveles de absorción fetal y en 107 de ellas se midieron los parámetros de hierro en la sangre del cordón fetal al nacer.
Peor absorción de hierro en fetos varones
Uno de los hallazgos indicó que los cambios más notorios en cuanto a la absorción de hierro en los fetos se producían en los varones. El Dr. Martin Frasch, autor principal del estudio, ha expuesto que «lo que observamos aquí es que en condiciones de estrés materno crónico, los fetos masculinos son menos robustos en la regulación de su salud de hierro que los fetos femeninos, y sabemos que esto puede tener consecuencias para su neurodesarrollo después del nacimiento”.
En base a los resultados, los investigadores creen que se debe controlar el estrés en las embarazadas e intentar reducir sus niveles gracias a técnicas de relajación. Además, si el problema continua se debe valorar si es necesaria la suplementación con hierro y la medición del nivel de este mineral en los recién nacidos.
Una mujer embarazada necesita alrededor de unos 30 mg de hierro al día para satisfacer las demandas de volumen de sangre extra, por el desarrollo de la placenta y el feto en crecimiento. La mayoría de las vitaminas indicadas en la etapa prenatal contienen estos niveles de hierro, que es casi el doble de la cantidad que requiere una mujer no gestante.
Estudios anteriores han indicado que hasta la mitad de las mujeres embarazadas tienen deficiencias de hierro. Este problema puede hacer que la descendencia tengan bajo peso al nacer o incluso afectar al desarrollo neurológico, por lo que es importante intervenir en el estrés durante el embarazo.
Además, “el efecto está mediado por la edad materna y el nivel socioeconómico o la educación en muchos casos, pero destaca la importancia de una atención médica más equitativa durante el embarazo como un medio poderoso para mejorar el desarrollo cerebral prenatal y posnatal”, explica Frasch.
Con información de Web Consultas