El Cura Brochero, por María García de Fleury
Por María García de Fleury
El sacerdote católico, José Gabriel del Rosario Brochero, conocido como el cura gaucho por su trabajo con los más necesitados, nació el 16 de marzo de 1840 en Córdoba, Argentina. Es el primer santo que nació y murió en Argentina. Vivió a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, fue canonizado en 2016 y desde los 16 años ingresó en el seminario.
Brochero se destacó por su dedicación socorriendo a los enfermos y moribundos que había provocado la epidemia de colera de 1867, un periodo terrible que dejó, imagínense, unos 4 mil muertos.
Luego en 1869 fue designado párroco del curato de San Alberto, lo que hoy es el valle de Traslasierra con una extensión de 4336 kilómetros. Le tomaba tres días recorrer en mula toda la localidad que tenía unos 10 mil habitantes de los cuales la gran mayoría eran recluidos y prófugos de la justicia.
En ese tiempo inventó un pueblo donde encontró catorce ranchos de adobe y evangelizó a 10 mil hombres y mujeres que sobrevivían desperdigados y olvidados en la zona. Construyó escuelas y parroquias, abrió 200 kilómetros de camino a lomo y mula y pala. Desvió el agua para cultivar la tierra. Creo diques, creo una estafeta postal y un telégrafo, usó para todo ello los vínculos que había cosechado durante su paso por la universidad de Córdoba.
Brochero tenía un carácter fuerte, era mal hablado, pero a la vez era muy amable. Sus métodos de presión fueron efectivos. Brochero con su buena formación en un docto, tenía contactos con muchas personas y todas esas posibilidades la usó en busca del bien común, pero lo hacía por amor Jesús, sin intenciones políticas ni personales.
El cura Brochero cargaba ladrillos para construir una escuela o cortaba madera como cualquiera de los pobladores.
En la memoria de la gente ha quedado la imagen del cura montado en una mula donde atravesaba la sierra para dar una extrema unción o contactar alguno para que se convirtiera. El padre Brochero en su afán de educar a las mujeres y permitir que ellas se superaran pidió a las madres fundadoras de la Congregación de las Esclavas de Jesús ayuda para construir una casa de ejercicios espirituales y una escuela de niños.
Durante sus cabalgatas y viajes se entregaba a la oración silenciosa y continúa de donde más tarde brotaría su predicación. Sus ratos largos orando delante de la eucaristía, como así también su amor y devoción a la santísima Virgen María, le dieron esa profundidad que es propia de la palabra que brota de la contemplación y luego se expande en la acción apostólica.
El cura Brochero conectó la realidad de Dios con la dignidad inviolable de todo ser humano, encontrando en la fe la motivación para la promoción humana. Luchó por estar cerca de Dios y de la gente. Después de más de 40 años predicando el evangelio por la sierra murió el 26 de enero de 1914 a los 74 años, ciego, víctima de la lepra que contrajo por tomar mate junto con un enfermo.
Este sacerdote José Gabriel del Rosario Brochero entregó su vida a Dios y a los demás pues estaba consciente de que, con Dios siempre se ganamos.
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