El Cardenal José Ali Lebrun, por María García de Fleury
María García de Fleury
El 21 de febrero recordamos al Cardenal José Alí Lebrun, quien nació en Puerto Cabello, estado de Carabobo, Venezuela, el 19 de marzo de 1919. Era un sacerdote muy espiritual, con esa tranquilidad que le da solamente la total confianza en Dios. Fue el mayor de cinco hermanos y sus primeros estudios los realizó en el Colegio La Salle de Puerto Cabello.
Desde los 14 años ingresó en el Seminario Menor de Caracas, estudió filosofía en el Pontificio Colegio Pio Latinoamericano de Roma y la teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Terminó sus estudios en la Universidad Javeriana de Bogotá.
Fue ordenado sacerdote el 19 de diciembre de 1943 por el obispo de Valencia, monseñor Gregorio Adán. Consagrado obispo el 2 de septiembre de 1956 y nombrado obispo auxiliar de Maracaibo. A la muerte del obispo, monseñor José Rincón Bonilla, le tocó asumir como obispo de Maracaibo.
El Papa Pio XII lo constituyó en el primer obispo de la diócesis de Maracay que acababa de crear el 21 de junio de 1958. Allí, monseñor Lebrun organizó la coronación canónica de la imagen de Nuestra Señora de la Caridad de San Sebastián de los Reyes, conoció y trabajó con la Madre María de San José, fundadora de las Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús en Venezuela.
En 1961, a la muerte de monseñor Adán, el Papa Juan XXIII lo nombró obispo de Valencia. En ese tiempo asistió a las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II. Entre las sesiones, regresaba a Valencia, recorría la diócesis en visitas pastorales, comenzó la construcción del seminario, creó nuevas parroquias, convocó un congreso catequístico diocesano, creó la diócesis de San Felipe, la de San Carlos, escribió un libro titulado «El Obvio de Monseñor Gregorio Adán», así como una serie de cartas pastorales y fue un colaborador ocasional de artículos en el Diario Universal de Caracas.
Fue nombrado doctor honoris causa de la Universidad de Carabobo y en 1973 le dieron el cargo de arzobispo coadjutor y administrador apostólico de la arquidiócesis de Caracas. En mayo de 1980 lo nombraron arzobispo de la sede metropolitana de Caracas.
El Papa Juan Pablo II lo elevó a la dignidad de cardenal el 2 de febrero de 1983, convirtiéndolo en el segundo cardenal en la historia de la iglesia venezolana. Fue presidente de la conferencia episcopal y como preparación a la primera visita del Papa Juan Pablo II en enero de 1985 a Venezuela, junto con los obispos prepararon la gran misión nacional evangelizadora, la cual se convirtió en la misión permanente.
Al cumplir 75 años puso su renuncia al cargo, dado que entre las disposiciones se crearon en el concilio vaticano II, quedó establecido que los obispos que llegaran a esa edad debían poner su renuncia. Ya como cardenal emérito continuó trabajando en Caracas hasta su fallecimiento el 21 de febrero del 2001.
En la actualidad está abierto su proceso para ser beatificado, pues sin duda toda su vida fue un hombre de Dios con gran sabiduría y en medio de una inmensa sencillez y humildad hizo avanzar la fe en el pueblo venezolano, así como le dio forma y afianzó la estructura general de la iglesia en una serie de aspectos por su convicción profunda de que, con Dios, ¡siempre ganamos!
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