El Barcelona ya no obligará a aprender catalán a sus jugadores
Agencias
Josep Maria Bartomeu y su junta directiva han arrojado definitivamente la toalla en el intento de que todos los futbolistas de la entidad hablen catalán, un viejo sueño de Joan Laporta, que incluyó una cláusula en el contrato de todos los deportistas que iban llegando a la entidad con la intención de potenciar el idioma y las costumbres de Cataluña. El expresidente estandarizó un requisito en los contratos que el equipo azulgrana firmaba en el siglo XXI como medida revolucionaria, pero la junta actual comprobó las dificultades existentes para que se cumpliera, la escasa predisposición de los nuevos fichajes y, según ha podido confirmar ABC, abogó por abolirla.
Uno de los últimos futbolistas en aceptar la obligación de aprender catalán fue Neymar, que por cierto hizo caso omiso. Cuando se desveló el contrato firmado por el paulista llamó la atención una estipulación muy concreta. «El jugador debe realizar máximos esfuerzos para integrarse en la sociedad catalana, respetando y asumiendo los valores culturales de la misma, comprometiéndose especialmente en elaprendizaje de la lengua catalana, vehículo fundamental para la mencionada integración», figuraba en uno de los párrafos del acuerdo.
El Barcelona puso profesores particulares a todos los deportistas que iban fichando por el Barcelona. Y aunque algunos como Sylvinho pusieron el empeño en aprenderlo, la mayoría lo obvió completamente. Dos iconos del barcelonismo como Iniesta y Leo Messi jamás han hablado catalán en público. De hecho, inicialmente se pensó en la opción de multar a los jugadores que no pusiesen interés en aprender la lengua, pero la idea se desestimó ante la posibilidad de que se generara un cisma interno en el vestuario y que espantara a posibles jugadores interesados en fichar por el Barcelona.
La medida no abarcaba solamente al primer equipo, sino a todas las categorías y a todas las secciones de la entidad. Andrea Falcón, internacional española recientemente fichada del Atlético de Madrid, vivió la experiencia en su primera etapa, cuando arribó al club azulgrana en 2012 con apenas 15 años. «Vivía en la Masía, era la única chica y compartía con el resto de los chicos las clases de catalán que nos impartían en el club», explica durante una charla con ABC.
Condición poco efectiva
Desde la cúpula directiva han constatado la nula efectividad del espíritu de la cláusula y han decidido abolirla y excluirla de los contratos. De hecho, ningunos de los acuerdos firmados desde el pasado 2018 recoge la obligación que imponía Laporta. Fuentes cercanas a la entidad azulgrana reconocen el fracaso en su intento de que jugadores cercanos a la cultura catalana como Luis Suárez(su esposa reside en la Ciudad Condal desde que se trasladó a los 13 años y entiende perfectamente el idioma) o Ivan Rakitic, cuya facilidad para hablar diferentes lenguas se equipara a su genialidad con el balón, aceptaran hablar catalán en público.
Intenciones que ni siquiera le han insinuada a Leo Messi, cuya relación con la lengua catalana arrastra una mala experiencia. La estricta política lingüística de la Generalitat (todas las asignaturas se imparten en catalán excepto la de Inglés y la de Lengua y Literatura Castellana) provocó que la familia del Argentino tuviera que regresar a Rosario y separarse de él. Fue en el año 2000 y así lo denunció el propio astro del balón en tres entrevistas concedidas entonces a medios argentinos: «Cuando mi hermanita iba a la escuela hablaban en catalán, lloraba y no le gustaba. Entonces, mi vieja decidió volver a Rosario con ella y mis hermanos, Matías y Rodrigo, para que siguiera la escuela allá. Ella no se adaptaba ni a la escuela ni al catalán. Vivir con la familia así es muy difícil»», lamentó el futbolista.
Aunque Messi asegura que el catalán lo habla con sus hijos, lo cierto es que sus decisiones chocan frontalmente con el requisito que le impuso Laporta. De hecho, en su última renovación, en 2018, el argentino impuso unacláusula que le permitiría abandonar el club si Catalunya conseguía la independencia. Su padre Jorge matizó posteriormente que eso solo se produciría si la secesión le impedía al Barcelona participar en «una Liga competitiva».
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