El amor lleva a la vida, por María García de Fleury

Por: María García de Fleury

La base del cristianismo es la resurrección de Jesucristo entre los muertos, los cristianos nos alegramos en la resurrección porque es la victoria de la vida, no solamente de Cristo, sino para cada persona que cree en él. La victoria de la vida es también la victoria del amor, desde la primera página de las sagradas escrituras hasta la última, es evidente que lleva el amor a la vida, estas dos realidades no pueden ser separadas, porque están arraigadas en el único Dios que no puede ser dividido, la escritura dice que Dios es amor, en la primera carta de San Juan en el capítulo 4, la sagrada escritura también dice que Dios es la vida en San Juan capítulo 14;  amor y vida siempre van juntos y vemos esto en la creación.

¿Dónde estabas hace 100 años?, pues eras nada, no existías, ¿Por que estás hoy aquí?, ciertamente tu no pediste nacer, tampoco fue algo que te ganaste , ¿Cómo se explica el hecho de que estás aquí? podemos decir que tus padres se unieron y fuiste concebido y naciste, eso es cierto pero no responde la pregunta de por qué estás aquí. Cuando tus padres unieron pudo haber millones de posibles personas concebidas y nacidas que hubieran sido tus hermanos o hermanas, no tenías por qué ser tu.

La sola y última explicación de por qué estás aquí es porque Dios te ama, te eligió para ser, de hecho, en cada momento estás literalmente amando a la existencia, si Dios dejara de amarte por un instante, caerías en la nada que eras hace cien años. El amor lleva a la vida, esto es claro también en el misterio de la salvación, el amor de Cristo lo llevó a la cruz y esto condujo a la victoria de la vida, el crucifijo es el mejor símbolo del amor, el amor es la entrega por el bien de otra persona, Cristo dio su vida por nosotros sin quejarse y sin importarle el costo, su preocupación es que tengamos vida.

Habiendo demostrado su amor por nosotros de esa manera, Cristo da el mandamiento nuevo, ámense los unos a los otros como yo los he amado. Cristo no dice ámense en todo lo que quieras, sino que dice «como yo los he amado».

Estamos llamando a amar de una manera que trae nueva vida, estamos llamados a dar nosotros mismos sin contar el costo para que otros vivan, los padres cooperan con la obra de Dios, cuando su amor por el otro se convierte en un nuevo ser humano, el niño que llevan pertenece a Dios primero, solo Dios puede crear, madre y padre están participando en la obra de Dios, los padres no son dueños de sus hijos, fue Dios quien decidió que tu nacieras, la elección de una madre o un padre no es simplemente una elección humana, primero es elección de Dios.

Nuestro Señor dice en el capítulo 15 de San Juan, versículo 16: «Ustedes no me eligieron a mi, he sido yo quien los eligió a ustedes, los preparé para que vayan y den frutos y ese fruto permanezca». Amigos, ama los hijos que Dios te envía, Dios nunca te dará una obligación sin darte también hasta la última gota de fuerza que necesitas para llevarla a cabo, alaba a Dios por su amor, alaba a Dios por la victoria de la vida, porque con Dios por ¡siempre ganamos!

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