Domingo de las Tentaciones, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
El primer domingo de cuaresma, conocido como el domingo de las tentaciones, un día para recordar que Satanás busca que sustituyamos el plan de Dios con el suyo, que cambiemos nuestra manera de relacionarnos con los demás y que el trato no sea como hermanos sino como enemigos en lucha por el poder, el dominio de los bienes creados, sometiendo todo a los deseos de tener y poseer cada vez más.
El diablo tiene el atrevimiento de tentar a Jesús en el desierto en la carencia de los medios indispensables para la vida, donde no hay frivolidades ni distracciones, la tentación es escoger entre dos amores: Dios que es el amor verdadero y la vida que permanece para siempre o el diablo que es el amor engañoso, fugaz y la muerte.
El demonio le dice “si tú eres el hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan”, es la tentación de la codicia del poder, de las riquezas consideradas como el bien supremo, el ídolo ante el cual hay que sacrificarlo todo; este ídolo en la sociedad de hoy es el consumismo, es el afán de tener más, de forma ilimitada, de gastar por lo superfluo sin importar que esto cause la explotación y la marginación de millones de personas y la degradación de la naturaleza.
Jesús responde con una frase tajante de las escrituras, “El hombre no vive solo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. La palabra de Dios es el Don que guía nuestra historia, que juzga y permea los acontecimientos y situaciones de nuestra vida personal y social, que manifiesta el camino de la libertad, de la voluntad de Dios.
Luego el diablo, que sabe mucho, lleva a Jesús sobre la parte más alta del templo y le dice “si tú eres el hijo de Dios tírate abajo y la biblia dice que los ángeles te llevarán en tus manos, el diablo tienta a Jesús para que cumpla su misión de mesías, pero instrumentalizando la religión y atrayendo a la gente con prodigios y milagros espectaculares. Jesús nuevamente responde con las escrituras y le dice “está escrito, no tentarás al señor, tu Dios”.
Entonces el diablo se propone como dios en alternativa a Dios Padre y le ofrece todos los poderes del mundo: “te daré todo esto si te postras y me adoras”. También esta vez, Jesús responde con las escrituras: “está escrito, adorarás al señor tu Dios y a él solo le rendirás culto”.
El “no” de Jesús es decisivo, él no ha sido enviado para instaurar el reinado de Dios con riquezas ambición de poder, prestigio del mundo; medios que no dan la felicidad y tampoco salvan al ser humano. Él ha venido a entregar su vida por amor para que nosotros tengamos vida y vivamos como hijos de Dios y hermanos entre nosotros.
El evangelio dice que entonces el demonio lo dejó. Jesús en ningún momento entró en diálogo con él, sólo le respondió con la palabra de Dios, sigamos su ejemplo, tampoco nosotros debemos dialogar con las tentaciones y pensar que las podemos dominar con nuestros argumentos y con nuestras fuerzas; para vencer las tentaciones hay que recurrir a la palabra de Dios y reconocer con humildad que somos criaturas necesitadas de Cristo, que es el único camino para salir de la esclavitud del pecado y de la muerte porque él es Dios y con Dios ¡siempre ganamos!