Domingo de la Divina Misericordia, por María García de Fleury
María García de Fleury
El día de Santa María Faustina Kowalska está llena de invitaciones de nuestro señor Jesucristo para celebrar con él la gran fiesta de la Divina Misericordia
En muchos pasajes Jesús le explicó por qué, cuándo, quién y qué esperar de este banquete tan especial. Jesús le pidió a la Iglesia a través de Santa Faustina que instituyeran la fiesta de la Misericordia, porque dijo: Las almas perecen a pesar de mi amarga pasión.
Les estoy dando la fiesta de mi misericordia y si no la valoran perecerán por toda la eternidad. Secretaria de mi misericordia escribe, háblale a las almas de esta gran misericordia mía, porque se acerca el día terrible. El día de mi justicia, es decir, amigo, la razón principal por la que Jesús quiso establecer esta fiesta es que quería hacer un salvavidas a las almas que perecen, las almas que se ahogan en el pecado y la desesperación. Ese salvavidas es esta fiesta, con todos los beneficios que Jesús le adjuntó.
Como dijo Santa Faustina: Quería hacer de este día, un día de fiesta. Un refugio y un cobijo especial para el consuelo de las almas. En su diario San Faustina dice que Jesús le dijo: La fiesta de mi misericordia ha brotado de mis profundidades para conservación del mundo entero, es decir, Dios dio esta fiesta como un consuelo y un salvavidas para las almas.
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