Doctor Jerome Lejeune, gran defensor de la vida, por María García de Fleury
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El padre de la genética moderna, el doctor Jerome Lejeune, nació el 13 de junio de 1926 en Morush, Francia. A los 13 años descubrió a dos autores Blacks Pascal y Oronival Sack, y ellos lo marcaron de por vida.
Su profesor, el doctor Raimun Turpín, le propuso colaborar en una magna obra sobre el mongolismo, enfermedad que afectaba a un niño de cada 650, el joven doctor Jerome aceptó. Más adelante se caso con Birthe Lejeune, tuvieron cinco hijos y siempre defendió a la familia.
En 1954 lo invitaron a hacer miembro de la Sociedad Francesa de Genética. Lo nombraron investigador del Centro Nacional de Investigaciones Científicas y experto en los efectos de las radiaciones atómicas en genética humana para las Naciones Unidas. Desde entonces participó en muchos congresos internacionales al respecto.
El doctor Jerome Lejeune descubrió la presencia de un cromosoma suplementario a nivel del pal 21 como el origen del síndrome de Down, enfermedad que se llamó a partir de entonces «Trisomía 21». En noviembre de 1962 recibió el Premio Kennedy. En octubre de 1965 la Universidad de París creó para él la primera cátedra de genética fundamental.
La familia de los enfermos atraídos por la celebridad internacional del doctor Jerome Lejeune y su accesibilidad se dirigen cada vez en mayor número a él. Le dio tratamiento a miles de jóvenes pacientes que acudían a su consulta de todas partes del mundo. A otros les hacía seguimiento por correspondencia. Ayudaba a los padres a comprender y aceptar la condición de su hijo. Les aseguraba que su hijo a pesar de la grave discapacidad intelectual, rebosaría de amor y de ternura.
El doctor Lejeune hizo todo lo posible para evitar que esta afección se utilizara como motivo para el aborto de bebés con este diagnóstico. Dio cientos de conferencias y entrevistas por todo el mundo defendiendo la vida y se convirtió en un referente pro vida.
Nunca ningún científico pudo contradecir los planteamiento de Lejeune, eso molestó muchísimo a los defensores del aborto y de la eutanasia.
El doctor Lejeune escribió en su diario que el aborto es «racismo cromosómico y el racismo cromosómico utilizado como un estandarte de libertad es una negación de la medicina, una negación de toda la fraternidad humana, biológica, que une a los seres humanos, que esa sea la única aplicación practica del conocimiento de la trisomía 21 es un suplicio». Demostró científicamente que todo embrión es un ser humano.
En 1981 dijo en un encuentro de científicos en Rusia, «Nosotros los científicos sabemos por primera vez que la supervivencia de la humanidad depende de la aceptación por parte de toda las naciones de preceptos morales, que trasciendan todo sistema y toda especulación» y agregaba «Ser persona me exige a mí mismo dar la cara por el débil, por lo tanto, me exige no dejarme llevar de una visión utilitarista que piense que uno vale en la medida que uno puede ofrecer algo, pues sé de casi forma intuitiva que uno vale solo por el hecho de ser, este es el gran descubrimiento y aporte de nuestra cultura europea al mundo y debemos reivindicarlo siempre».
Antes de morir en 1994, el doctor Lejeune, dejo creada la fundación «Jerome Lejeune» para continuar con su obra y en el 2008 la fundación creó la cátedra de «Bioética Jerome Lejeune».
Además de ser un impulsor y promotor de la academia pontificia para la vida junto con San Juan Pablo II, su compromiso espiritual con la vida humana le dio un renombre universal que ha culminado en el Vaticano con la causa de su beatificación y canonización, aunque hubo quienes no lo reconocieron en vida, el doctor Lejeune siempre le fue fiel a Dios, porque el sabía que con Dios siempre ganamos!