Doble Doctorado, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
En el mundo hay dos clases de personas; quienes hacen historia y quienes la padecen; hacer historia es transformar lo que está a nuestro alrededor, lo esencial es desarrollar capacidades que permitan mejorarse a uno mismo primero y después transformar su entorno.
De eso justamente se trató la ceremonia realizada en la Universidad Pontificia Santa Rosa al otorgarle a Monseñor Rafael María Febres Cordero dos doctorados, el doctorado en educación mención historia y el doctorado honoris causa en historia eclesiástica.
Monseñor Febres Cordero presentó una exposición magistral donde explicó las razones históricas por las cuales la Universidad Santa Rosa ha sido la primera Universidad de Venezuela, la cual comenzó siendo colegio seminario como único centro educativo fundado el 20 de diciembre de 1640.
En 1663 el obispo Fray Antonio González de Acuña inició formalmente el seminario Santa Rosa, célula primaria de la universidad de Venezuela, y destacó monseñor Febres Cordero que cuando evolucionó el colegio seminario, se inauguró oficialmente la universidad el 9 de agosto de 1725 y se le llamó Real y Pontificia Universidad Santa Rosa de Lima.
Real porque Felipe V le dio ese atributo el 22 de diciembre de 1721 en España y pontificia porque el Papa Inocencio XIII por ser seminario de un obispado el 22 de diciembre de 1722 le dio el título de pontificia.
El atributo de Universidad Real se eliminó en el mismo momento en que se declaró la independencia; años más tarde, el 24 de junio de 1827, el libertador Simón Bolívar apoyó la creación de la Universidad Central de Venezuela.
Monseñor Febres Cordero también resaltó tres personajes que debíamos tomar muy en cuenta en nuestra historia latinoamericana; ellos son Santo Toribio de Mogrovejo, San Pedro Claver y monseñor Óscar Romero, que fueron como esos meteoros del espíritu, aquellos que nosotros ufanos y mendigos veneramos y saludamos como los paladines de Dios en La Tierra.
Amigos, no todas las grandes personas ven escrito su nombre en la historia, tampoco todas las grandes historias se cuentan, recoger los testimonios en primera persona hace que la historia sea de quienes la vivan, sin duda con su disertación Monseñor Rafael María Febres Cordero escribe su nombre en la historia universitaria, así como en la historia eclesial.
Monseñor Febres ha demostrado que no se trata de pasear por la vida, sino de cambiarla. Por su parte, los santos han visto el universo como un gran sacramento pues siendo algo material remite a una realidad espiritual; todo es y debe ser un escalón hacia Dios.
Los amaneceres recuerdan las bellezas de Dios, las flores, los pájaros, los animales los hombres, las mujeres, los niños, el amor, no son un fin en sí mismos, sino medios para un fin.
Los poetas son maestros en la creación sacramental porque nunca toman nada en su mera expresión material y para ellos las cosas son símbolos de lo divino. Los Santos superan a los poetas, pues ven a Dios en todo o más bien ven a Dios a través de todos convencidos de que con Dios siempre ganamos.