Djokovic y del Potro llegan en su mejor momento a la gran final - 800Noticias
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EFE

Dos excampeones, el serbio Novak Djokovic y el argentino Juan Martín del Potro, han vuelto a la gran final del Abierto de Estados Unidos en su mejor momento de juego después de haberse recuperado de graves lesiones que les apartaron de la competición en los pasados años.

El nuevo duelo entre ambos será estelar con la fuerza contra la fuerza: el golpe de derecha enorme y plano y la percusión de del Potro contra los reflejos y el resto demoledor de Djokovic.

Ahora estarán en su decimonoveno duelo como profesionales con ventaja abrumadora de 14-4, incluyendo 10-3 en canchas duras, para Djokovic, campeón en Flushing Meadows en el 2011 y el 2015 y que llega a la octava final, la primera de un Grand Slam que va a disputar contra del Potro, que se llevó el título en el 2009.

La última vez que del Potro venció a Djokovic en canchas duras fue durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, una derrota que devastó al tenista serbio, mientras que éste será el tercer enfrentamiento en Flushing Meadows.

«La pérdida desgarradora en los Juegos Olímpicos, eso me dolió mucho, y probablemente sea donde gasté todo lo que me quedaba en el tanque», reconoció Djokovic tras la perdida de confianza.

Ambos tenistas también protagonizaron en las semifinales de Wimbledon del 2013, el mejor partido de sus duelos que se convirtió en un «clásico», decidido a favor de Djokovic en cinco sets.

Al margen de las estadísticas, la realidad es que, ambos han sido los más consistentes con su juego en los seis partidos anteriores que han disputado, incluido el que ayer ganó del Potro al español Rafael Nadal, número uno del mundo y campeón defensor del torneo, que no pudo rendir al máximo debido a una lesión en la rodilla derecha que lo obligó a retirarse.

Djokovic, de 31 años, después de haber alcanzado la cima en el 2015, comenzó a sentir la falta de motivación, además de tener problemas con el codo derecho, que le molestaba intermitente durante dos temporadas hasta que reconoció, tras meses de vacilaciones, que necesitaba pasar por el quirófano, en una operación que el mismo definió, el pasado febrero de «poca importancia».

Tras superarla con éxito, el problema que se le presentó fue que su técnica de saque necesitaba de nuevo trabajo y para eso, el pasado abril, tomó la decisión de volver a contratar, en abril, a su antiguo entrenador y confidente, Marian Vajda.

Ahora ya solo le faltaba colocar la pieza más importante en el rompecabezas de su tenis y era recuperar la confianza en si mismo y en su juego desde el fondo de la pista y luchar hasta el final.

El resultado fue ir viendo poco a poco desde junio una versión aun mejor del viejo Djokovic, ganador de 12 títulos de Grand Slam, que incremento a 13, al proclamarse campeón en Wimbledon contra todo pronóstico, lograr luego el último Masters 1000 que se le resistía, en Cincinnati, y ahora alcanzar la final en Flushing Meadows, con una exhibición frente al japonés Kei Nishikori, en las semifinales.

Nadie cuestiona que Djokovic llega a la final en plenitud y como el legítimo favorito, pero el tenista serbio es consciente que cuando salte a la pista central Arthur Ashe su otro gran rival será el público neoyorquino, quien sigue sin tenerlo entre sus preferidos, todo lo contrario de lo que sucede con del Potro.

Ese factor será el que más pueda ayudar a del Potro, que cada vez que juega en Flushing Meadows el ambiente se transforma en lo que viven los argentinos cuando apoyan a su selección de fútbol.

La historia de recuperación de Del Potro está en otro nivel. Han pasado nueve años desde que jugó en su primera final de Grand Slam en Flushing Meadows, luchando por derrotar al suizo Roger Federer en cinco sets para ganar en 2009.

Desde entonces, del Potro ha tenido que superar cuatro cirugías de muñeca, incluidas tres en su muñeca izquierda, que hicieron que el tenista de Tandil contemplase seriamente en el 2015 la posibilidad de la retirada.

«El peor momento», reconoció del Potro. «No pude encontrar una manera de solucionar mis problemas de muñeca. He estado sufriendo mucho. Me deprimí durante un par de meses también. No tuve la oportunidad de sentirme mejor conmigo mismo, de hacer esto de nuevo».

«Pero creo que esto está completamente en el pasado, y ahora estoy teniendo un buen regalo, esperando el futuro. No pensaba volver a tener este tipo de emociones jugando al tenis: llegando a la final, ganando títulos, teniendo mi mejor clasificación en este momento. Todo es casi perfecto».

Ahora, lo que le falta es un segundo título de Grand Slam, que pondría a del Potro en una categoría más adecuada para su prodigioso talento.

Djokovic entiende eso. Al igual que Federer, Nadal y Andy Murray, él sabe muy bien que del Potro podría haber transformado los llamados «Cuatro Grandes», que dominaron esta era del tenis masculino, en un «Big Five».

Del Potro asume su condición de no ser el favorito, pero recordó que lo mismo sucedió en el 2009 cuando se enfrentó a Federer, porque lo que espera que una vez más puedas dar la «sorpresa» que le de un segundo título de Grand Slam y lo mantenga en el puesto número tres del mundo.

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