Djokovic: «Todo puede conseguirse en la vida»
EFE
El serbio Novak Djokovic, que hoy logró en Roland Garros el único Grand Slam que le faltaba, afirmó que «todo puede conseguirse en la vida» y que conquistar los cuatro grandes un mismo año «es un objetivo posible».
«No quiero ser arrogante, pero todo puede conseguirse en la vida. El hecho de haber ganado hoy me ha dado tanta alegría, me ha colmado, que solo puedo disfrutar. No pienso en otra cosa, pero pronto habrá que pasar a la hierba y ver si puedo ganar los cuatro en el mismo año», comentó.
El tenista aseguró sentirse «sumergido por la emoción» por haberse convertido en el primero que encadena los cuatro grandes, aunque en dos años alternos, desde Rod Laver en 1969.
Djokovic señaló que haber coincidido en el circuito con «dos grandes campeones» como el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal le ha obligado «a mejorar, a ser más fuerte».
«Nadal y Federer me han obligado a mejorar. Esa rivalidad ha sido esencial para el deporte. Ellos dominaban cuando Andy (Murray) y yo llegamos. Antes no estaba contento de haber coincidido con ellos, pero luego me dije que había que mejorar, ser más fuerte para ganarles, luchar contra esos dos grandes campeones y eso hizo que mi nivel se incrementara», señaló el número uno del mundo.
También reveló que pidió al brasileño Gustavo Kuerten permiso para dibujar un corazón en la pista durante el rodaje de un anuncio de una marca de coches.
«Se lo pedí porque para mí era uno de los momentos más emotivos que recordaba en Roland Garros», dijo.
Djokovic reconoció que entró algo desconcentrado al partido, pero que no perdió la calma.
«Me he dicho que necesitaba tiempo para encontrar mi ritmo. Luego mi tenis ha ido mejorando, he sido más agresivo y hecho un gran partido. Al entrar en la pista me he dicho que tenía que darlo todo para ganar ese partido», señaló.
«En el cuarto set ya no sentía presión, quizá me lo he tomado un poco a la ligera, no he puesto la intensidad necesaria y él se ha conectado de nuevo al partido», afirmó.
«En ese momento me sentía tenso, nunca había tenido tan cerca el trofeo. Tenía que concentrarme en cada golpe. Ni siquiera ahora me acuerdo de la última bola. Ha sido como si mi espíritu diera los últimos golpes, no mi cuerpo, como si yo estuviera en el exterior», relató.