Dios y el 4 de Julio de 1776, por María García de Fleury - 800Noticias
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Estado Unidos estaba formada por 13 colonias que dependían de Gran Bretaña, a los habitantes de las colonias los llamaban «colonos» y tenían que vivir bajo una serie de leyes que los controlaban y no les permitían gobernarse. Además, tenían que pagar altos impuestos a la corona británica, lo que produjo una gran cantidad de tensiones entre los colonos y los británicos y derivó lo que se conoce como la Guerra de Independencia de Estados Unidos.

Después de un proceso militar, el 4 de julio de 1776 las 13 colonias lograron independizarse de Gran Bretaña mediante el congreso continental. El 2 de julio de 1776 los padres fundadores liderizados por Thomas Jefferson y John Adams firmaron la declaración de independencia, sin embargo fue el 4 de julio en que se adopto por unanimidad y se anunció oficialmente la separación de las colonias de la Gran Bretaña.

Este hecho marcó un antes y un después en la historia de Estados Unidos. A partir del 4 de julio de 1776 nació la nación que conocemos ahora. El contenido de la declaración de independencia se ha convertido en una conocida reivindicación sobre los derechos humanos y comienza diciendo: «Sostenemos como evidentes estas verdades, que los hombres son creados iguales, que son dotados por su creador de ciertos derechos inalienables, que entre estos están: la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad».

Esta es una de las frases más conocidas en el idioma inglés y contiene las palabras más potentes y consecuentes de la historia estadounidense. Ha llegado a representar el modelo moral de Estados Unidos considerándolo como el fundamento de su filosofía política. Realmente es una declaración de principios. Además esta declaración termina diciendo: «En apoyo de esta declaración, con absoluta confianza en la protección de la divina providencia empeñamos nuestra vida, nuestra hacienda y nuestro sagrado honor».

Estados Unidos nace con una nación que reconoce a Dios, padre todopoderoso y a sus mandatos desde el principio y que cuenta con su protección para continuar viviendo como una sociedad libre y con progreso.

Los fundadores de la nueva nación de Estados Unidos sabían que la defensa de la vida y de la libertad está dada por Dios a todos y cada uno de los seres humanos. Dios hizo al ser humano libre y como tal tiene derecho a la vida, a vivir de manera responsable para poder desarrollarse, crecer y ser feliz.

Por eso celebrar la independencia implica mirar atentamente a los nuevos desafíos de la historia y a los esfuerzos que hombres y mujeres realizan en la búsqueda de su libertad, su felicidad, de su propio desarrollo de acuerdo a la voluntad de Dios, viviendo a la luz de la verdad que Dios ha enseñado. Así cada generación podrá responder a los interrogantes permanentes sobre el sentido de la vida presente y futura, así como sobre la relación mutua entre ambas de una manera certera, pues de la mano de Dios ellos sabían que con ¡Dios siempre ganamos!