Dios busca a sus elegidos de distintas formas, por María García de Fleury
Por María García de Fleury
Dios elige a las personas de distintas maneras y les va trazando unos caminos muy personalizados. A Abraham lo llamó a los 70 años para la gran misión de llevar a su pueblo a la tierra prometida, a Santa Teresita del Niño Jesús le llamó desde jovencita, entró en el Carmelo de Lisieux y siguiendo la pequeña vía llevó a cabo su misión.
A San Agustín después de una juventud de pecado y a una edad madura lo tocó la gracia de Dios, se convirtió y rápidamente creció en sabiduría y virtud.
El caso de Elizabeth Ann Setón fue diferente. Nació el 28 de agosto de 1774 en una familia Anglicana muy acumulada de Nueva York , quedó huérfana de madre desde los 3 años, el papá se volvió a casar ,la nueva esposa le hizo muy difícil, la mandaron a vivir con un tío y a los 20 años se casó con el comerciante Williams Seton; tuvieron cinco hijos y vivían en medio de lujos.
Elizabeth era muy religiosa y caritativa y organizó una asociación benéfica dentro de su iglesia anglicana. En 1803, la empresa familiar quebró, William contrajo tuberculosis, se fueron a Italia en busca del remedio, pero William falleció. Elizabeth quedó viuda a los 30 años y los Filicci, que eran unos amigos italianos, la acogieron en su casa por unos días antes de que regresara a Nueva York.
Un domingo la señora Filicci la invitó a asistir a misa, al entrar a la iglesia Elizabeth se sintió muy tocada, vio a muchas personas rezando el rosario llenas de devoción y siguió la misa, allí sintió un cambio interior y como por razones técnicas la salida del barco se demoró, los Filicci aprovecharon ese tiempo para instruirla en la fe, enseñándole la doctrina de la presencia real de Cristo en la Eucaristía.
Elizabeth estaba encantada con la idea de poder encontrarse con nuestro Señor Jesucristo en las sagradas especies, otro día en misa en el momento de la consagración alguien le dijo: «Ahí está la presencia real». Elizabeth se inclinó llena de veneración y por primera vez adoró a Jesús en la Eucaristía.
Abandonar el anglicanismo significaba renunciar a su religión, pero Jesús eucarístico la atraía hacia la Iglesia Católica, así comenzó su gran lucha espiritual. Un día se encontró con la oración a la Virgen llamada acordaos y comenzó invocarla pidiéndole que le mostrara el camino que debía seguir.
De regreso a Nueva York en 1805, a pesar de la oposición de su familia y amigos, se hizo católica junto con sus cinco hijos. Su conversión transformó no solamente su vida, sino la historia del catolicismo en los Estados Unidos.
En 1808 Elizabeth se trasladó a Voltimore, donde fundó tanto un colegio para la educación de niñas, como la primera congregación religiosa de los Estados Unidos, la Congregación de las Hermanas de la Caridad de San José, De acuerdo a las la regla de la Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y se dedicaron a la educación.
Al fallecer, el 4 de enero de 1821 habían solamente 50 monjas dispersas por colegios y orfanato, siglo y medio después había más de ocho mil monjas, porque su congregación se basa en la roca firme, inamovible de la eucaristía, fue proclamada santa en 1975 y es la primera norteamericana elevada a los altares.
Amigos, Dios busca a sus elegidos de distintas formas; Elizabeth vivió buscando y acercando a mucha gente a Dios porque supo que con Dios ¡siempre ganamos!
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