Depresión o victoria: crónica de una batalla - 800Noticias
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“Una lucha diaria contra un enemigo muy duro que eres tú mismo”. Así define la depresión Maritxell Duran, ilustradora y escultora barcelonesa, autora del libro “Depresión o victoria: crónica de una batalla”. Un recorrido ilustrado por esta enfermedad que afecta en el mundo a más de 300 millones de personas y de la que, con ayuda, se puede salir

Depresión o victoria: crónica de una batalla

“Hay un pequeño infierno cruel que todos llevamos dentro. Algunos humanos lo tienen inoperante, mínimo y desactivado, por suerte para ellos. 

Para otros, es un sombrío vertedero de emociones y venenos al que asomarse, es un ejercicio tan terrible como necesario. 

Un viaje oscuro, para después ver la luz”. 

Así empieza el libro autobiográfico que ha publicado la ilustradora y escultora catalana Maritxell Durán. Un álbum ilustrado que ayuda a entender, a través de los dibujos y unas breves líneas que acompañan a cada uno, qué es la depresión y cómo aprender a convivir con ella. 

Depresión o victoria, perder o ganar, ¿por qué planteas la enfermedad como una batalla?

Porque luchas contra un enemigo muy duro que eres tú mismo. Es una batalla diaria contra un ego que vive dentro de ti y una baja percepción de las cosas, una lucha casi contra la muerte porque cuando estás depresivo es como si estuvieras muerto en vida.

A ese ego te refieres en el libro, precisamente, como una especie de ente que te domina pero que a la vez te hace de escudo. ¿Cómo es eso?

Es como si tuvieras otra persona viviendo dentro de ti que te rechaza constantemente, te pone en conflicto, te maltrata. Hagas lo que hagas tienes una vocecita diciéndote que no está bien, que no es suficiente; es un machaque bestial. Es algo que tenemos todos, aunque algunos más desarrollado que otros. Y para las personas muy sensibles sirve a su vez como protección; el planeta tierra es un lugar muy difícil en el que vivir para la gente hipersensible.

La depresión es una enfermedad difícil de comprender para las personas que no la padecen, ¿cómo la definirías tú?¿De qué manera crees que influye el entorno familiar en el desarrollo de la depresión?Es un cambio de percepción, porque tú no tienes ningún motivo para estar triste, lo buscas. En tu trabajo, en tu pareja o en cualquier cosa que te sirva de excusa. No tienes un problema que te haga estar mal, es al revés, primero estás deprimido y después buscas la excusa. Ayer estabas supercontenta y hoy estás supertriste pero no ha cambiado nada, tu vida es la misma. A eso hay que sumarle un estrés emocional bestial que no sabes como gestionar y que cada día te vas dejando un poco más, el vaso se va llenando hasta que te hundes, y es muy difícil salir si no pides ayuda.

Aunque en el libro hablo de la soledad que sentía en el seno familiar, no creo que sea algo personal con mi familia, creo que es más una cuestión generacional. A las emociones antes no se les daba la relevancia que tienen ahora, mi generación nació con un mundo emocional que no sabíamos como gestionar. Mis padres estaban en otra película que era mantener una familia de 4 hermanos, intentar llevar el pan a casa, pagar nuestros estudios… Nos pasará con nuestros hijos, que tendrán unos problemas que nosotros no sabemos solucionar porque no hemos vivido.

¿Cómo es la relación una vez se cae en la enfermedad?

Creo que el entorno familiar es un arma de doble filo; son quienes te mantienen conectado con el mundo real, pero eso precisamente provoca en ti un gran rechazo. Agradeces que estén ahí pero al mismo tiempo no lo soportas; no dejan de ser un espejo en el que te miras, y lo que te ves no te gusta nada. Cuando estás sola te puedes ir hundiendo perfectamente porque no tienes ninguna referencia, pero cuando estás en familia o en pareja no puedes hacerlo porque hay alguien que te está reclamando que vivas.

¿Crees que hay gente propensa a la depresión?

Ilustración del libro de Meritxell Durán, Depresión o Victoria. Cedida por la editorial Penguin Random House

Sí, por una cuestión química, física, emocional y hereditaria también. Hay gente que nunca será depresiva porque entiende muy bien el planeta tierra y se maneja muy bien en este entorno. Y es de admirar para los que no podemos. A final la depresión no deja de ser como una alarma que te avisa de que la vida que llevas y tu forma de gestionarla no funciona, que tienes que hacer un cambio de hábitos, de tu forma de pensar; igual que ocurre con las enfermedades físicas. Está bien entenderlo como un punto de inflexión en tu vida y decir `vale, ya paro´.

¿Cuáles son las señales para detectar que estás mal?

Yo empecé a vivir de la cama al sofá y y del sofá a la cama, me fumaba 3 paquetes de tabaco diarios, no comía…me descuidé por completo. Lo difícil es saber cuando estás deprimido porque piensas que te ha tocado ser así y asumes esa tristeza como un rasgo de carácter. Al final entiendes que no, que es una cosa que has generado tú y que tiene posibilidad de cambio, no es obligatorio vivir con esta tristeza, uno puede salir.

¿De qué forma puede ayudar a una persona con depresión su entorno cercano? ¿Cómo se debe actuar?

Tienen que hacerte ver que no estás bien, que lo que te pasa no es normal y que hay posibilidad de cambio. Es complicado porque salir de ahí requiere un esfuerzo y un desgaste de energía que ni tienes ni te planteas que puedes tener algún día. Cuando estás deprimido justificas muy bien todos tus movimientos, tu vida es un desastre pero la controlas. Por eso es importante pensar en el día a día, no a largo plazo. Es decir, hoy me levanto, que ya es mucho, dos días después me ducho…ir asumiendo cosas muy poco a poco.

La depresión no deja de ser una adicción, tú dile a un yonqui o un alcohólico que deje de beber o deje las drogas. Yo creo que a veces es mejor que te lo diga un amigo; cuando lo hace tu familia no se por qué te sabe peor, cuesta más tenerlo en consideración.

¿Cómo aprendes a gestionar el ego y a vivir con él?

Al final aprendes que él no manda, mandas tú; a pesar de ser un motor que necesitas para hacer cosas, no le das el mando. Y aunque es muy ambicioso y siempre quiere más, lo que haces es cambiarlo por consciencia. Esto te permite disfrutar de las pequeñas cosas del día a día, no ambicionas tanto a futuro, eres y ya está.

¿Crees que todavía existe cierto estigma con la depresión?

Por supuesto, todas las familias tienen un depresivo que esconden. El libro pretende precisamente dar visibilidad para que quienes están así sepan identificarlo. El otro día una amiga de mi madre le decía `ahora entiendo qué le pasaba a mi hija´. Las enfermedades mentales siguen sin estar bien vistas y eso que las tenemos muchos más de los que pensamos, lo que pasa es que las disimulamos muy bien. En la sociedad occidental tenemos el mundo emocional encerrado, no sabemos gestionar las emociones y las vamos llevando al inconsciente hasta que explota.

¿Crees que es precisamente esta mala gestión de las emociones la causa del aumento de depresión entre los jóvenes?

Claro, la depresión es una desconexión de tu “mundo espiritual”, de tu yo  interior, y esta sociedad tan tecnológica nos aleja de nosotros mismos. Es el gran problema del mundo contemporáneo, nos hemos desconectado de nuestro yo interior para conectarnos en una wifi.

¿Qué le dirías a una persona que esté pasando por un proceso depresivo?

Que se active de alguna manera, que empiece a moverse, porque lo contrario de la depresión no es la felicidad, es la actividad. Cuando estás depresivo eres como un muerto viviente y hacer cosas tan sencillas como dar un paseo o ducharte te ayudan a entrar en la vida. Comer bien, beber agua, dejar la bebida en el caso de que tengas adicciones de este tipo… en definitiva, sacar de tu vida todo lo tóxico.

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