Decidir, decidir, por María García de Fleury - 800Noticias
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Nuestros días están llenos de decisiones, decisiones, decisiones; la mayoría son elecciones menores como ¿qué comer?, ¿qué ropa me pongo? ¿a qué hora me levanto?, pero otras son tan importantes que pueden definir el rumbo de nuestra vida, cómo, ¿qué carrera voy a estudiar?, ¿si termino o no con una relación tóxica?.

Son decisiones que repercuten para toda nuestra vida, somos esclavos de nuestras decisiones equivocados y somos dueños de las decisiones acertadas; si se han pensado bien las decisiones que se van a tomar tendremos muchas posibilidades de no ser esclavos de ellas, pero cuando las decisiones se toman con el corazón emocionado o curioso, generalmente, son decisiones equivocadas.

Esas decisiones hay que tomarlas con la cabeza fría, con los sentimientos controlados, nadie se puede librar de las consecuencias de sus decisiones tomadas o involuntariamente, pensada o impensada, obligada o permitida, pero si se hacen serenamente tienen muchas más probabilidades de que las consecuencias sean buenas.

Hay decisiones graves que se toman en un momento de peligro, de tragedia. Uno esos casos fue el de la Verónica en la pasión de Jesús, su nombre no aparece en los evangelios, pero la tradición cristiana la toma como un ejemplo de mujer valiente que supo tomar una decisión basada en el amor más puro en un momento en extremo difícil.

Nadie en verdad sabe cómo se llamaba ésta mujer, la llaman la Verónica, porque cuando llevaban a Jesús camino al Calvario con la cruz a cuesta ella sin importarle los soldados que lo cuidaban, ni el peligro que ella pudiera correr, rompió el cerco y se acercó a Jesús a limpiarle el rostro sudado y ensangrentado, nadie se miró en ese momento. Jesús la miró agradeciéndole el gesto de haber tratado de aliviar un poco el sufrimiento por el que él estaba pasando y en recompensa, le dejó grabado la imagen de su rostro; luego un soldado la empujó de allí, por eso la llamaban «la que tiene el verdadero rostro de Jesús, el veros iconos de Jesús» y de allí el nombre de «Veros iconos, Verónica».

San Pedro impulsivamente tomo una decisión cuando los soldados fueron apresar a Jesús, sacó una espada y le cortó la oreja al soldado. Jesús le dijo: «así no Pedro» y tomó la oreja y se la pegó al soldado.

La decisión de Pedro fue una mala decisión, la decisión de la Verónica, fue una buena decisión. Las decisiones violentas son siempre malas decisiones, hay momentos que se tienen que se tienen que tomar decisiones difíciles que duelen en el momento, pero si las tomamos cuando hayamos logrado que nuestras emociones estén bajo control, cuando hemos evaluado las consecuencias, las hemos puesto en oración frente a Dios y las has consultados con personas conscientes y sabias considerando que será lo mejor para nosotros y para las personas que amamos, tal vez, será un trago amargo al principio pero experimentarás una sensación libertad y de paz en el alma qué es lo que te dará la certeza de que hemos elegido lo correcto.

No pases de largo entre sufrimiento humano, antes quiénes han sido desfigurados por esos que destruyen a las personas y las privan de su dignidad. Allí Dios espera que tomemos la decisión de entregar lo mejor de nosotros, nuestra capacidad de amar y de compadecer, eso son las enseñanzas de Jesús y él  es Dios y con Dios siempre ganamos.

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