¿De que se trata acompañar?, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por María García de Fleury

La capacidad humana de relación es fundamental en nuestra naturaleza. El principal arrepentimiento de los moribundos es a menudo que no dedicaron suficiente tiempo y energía a sus relaciones. Se lamentan por las oportunidades pérdidas, por las decisiones postpuestas con demasiada frecuencia. Las relaciones no sanadas para los que no queda ya tiempo para pedir perdón ni para lamentar juntos el daño causado por tontos malentendidos nos roban la paz e incrementan la falta de felicidad.

Todo esto es muy familiar, tanto en la vida personal como en los asuntos de las naciones. Sin embrago seguimos invirtiendo en cosas equivocadas que prometen felicidad, pero traicionan nuestras esperanzas. Quien piensa que ganar mucho dinero es un elemento integral de la felicidad se equivoca, porque sin la menor duda la mejor inversión que podemos hacer en la felicidad está en nuestras relaciones personales.

En la actualidad la tecnología ofrece gestiones de riesgo en una zona virtual de relaciones distantes protegiendo los jugadores de encuentros reales. A menudo ocultan la verdadera identidad de las personas, las redes sociales se especializan en esto y con frecuencia traicionan cruelmente esperanzas y sueños inocentes. La fantasía de por si es engañosa debido a su impaciencia, salta demasiado lejos y demasiado rápido tratando de anular los tiempos y espacios necesarios para el crecimiento, para ese proceso que conduce al nacimiento y desarrollo de la relación, a través del riesgo y el fracaso hasta convertirse en amor verdadero.

La vida es un camino que se transita y donde hay que vivir el riesgo de los obstáculos y de los momentos felices.

En esta temporada penitencial de cuaresma donde estamos buscando prepararnos para conmemorar la pasión de nuestro señor Jesucristo y para acompañarlo en su camino hacía el calvario aceptemos la invitación de la iglesia a la conversión, penitencia, limosna, ayuno y abstinencia.

El ayuno es una disciplina espiritual por la que voluntariamente renunciamos a ciertos alimentos por un tiempo definido con el fin de librarnos de los apegos carnales y poner todo el corazón en Dios. El ayuno autentico debe estar siempre unido a la conversión, la sinceridad y la conducta moral. La abstinencia se refiere al tipo o a la calidad de alimentos que comemos, el ayuno se refiere a la cantidad o calidad de alimentos consumidos. Vayamos a la confesión para convertirnos verdaderamente de nuestras ofensas a Dios, participemos en las oraciones y en las liturgias de la iglesia de este tiempo de manera de acompañar a Jesús que entrego su vida por ti y por mí.

Tengamos la capacidad de acompañar a Jesús en sus momentos de dolor, sufrimiento, pasión. Tengamos la capacidad humana de relación que es fundamental en nuestra naturaleza y vivamos esta cuaresma con la satisfacción de que le dedicamos tiempo y energía a nuestras relaciones con Dios, porque sabemos que, con Dios, siempre ganamos.

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