De la Hoya, una máquina de facturar millones con 48 años
EFE
Aunque a sus 48 años perdió la velocidad de piernas y su venenoso ‘jab’ se llenó de óxido, el regreso al boxeo de Óscar de la Hoya, generará una explosión de millones de dólares. Sea quien sea el rival, la pelea del ‘Golden’ Boy el próximo 3 de julio, puede convertirse en una de las cinco con mayor número de ventas por concepto de pago por ver.
«Empezaré a entrenarme las próximas semanas para una pelea real porque extraño estar arriba del ring. Amo el boxeo, me dio todo lo que tengo y lo extraño», dijo el seis veces campeón mundial, miembro del Salón de la Fama.
Apenas salido de la adolescencia, De la Hoya ganó la medalla de oro en la división ligera en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. A sus 19 años mostró por primera vez su temible ‘jab’, su poderoso gancho de zurda y la velocidad de manos y piernas que lo colocaron como uno de los mejores peleadores del siglo XX.
Lo mejor sucedió en el profesionalismo. Ganó 31 combates consecutivos y aunque de los últimos ocho perdió la mitad, se retiró con 39 triunfos, 30 por nocáut y fajas mundiales en todos los pesos desde los superplumas hasta los medianos.
Bien parecido, educado, con un boxeo artístico, cantante y promotor exitoso después de su retiro, Óscar de la Hoya fue en sus tiempos de gloria un imán para los empresarios del boxeo. En 19 peleas de ‘pay per view’ (PPV) generó unos 700 millones de dólares.
En anuncio de su regreso sucede semanas después de que el mítico Mike Tyson reapareció a los 54 años en un pleito con Ray Jones Jr, que generó más de un millón y medio de ventas de PPV y le significó al ‘Iron’ una ganancia de 10 millones de dólares.
Los medios del boxeo comienzan a manejar nombres de de candidatos a pelear con el ‘Golden’. Es un dato poco importante. La atracción de ver a De la Hoya será la garantía del negocio y la pelea podría colocarse entre las cinco con más ventas en PPV.
LA FIEBRE POR LOS SEÑORES DE VISTA CANSADA
Casi un cuarto de siglo después de que Tyson le arrancó un pedazo de oreja con una mordida, el excampeón mundial de Evander Holyfield cree que a sus 58 años puede vencer por tercera vez al «Iron» y lo retó a un pleito en el que se ganaría 25 millones de dólares.
Tyson no dio el sí y está por ver si la historia tiene otros capítulos porque se trata de dos púgiles de los más grandes de finales del siglo pasado. Holyfield derrotó por nocáut a Tyson en 1997 y por descalificación un año después, luego de que Mike le mordió la oreja.
De darse la pelea también generará mucho dinero y es que la reaparición de los héroes del pugilismo de ayer llenan las expectativas de los nostálgicos de los tiempos en los que los mejores no se guardaban nada y exigían pelear contra los mejores de su peso o de divisiones más arriba. No importa si las leyendas de ayer ahora son abuelos con la vista cansada, igual quieren verlos.
Jorge Ebro, columnista del Miami Herald y reconocido crítico de boxeo profesional, lamenta que las peleas de los campeones de antes quiten protagonismo al boxeo real, pero lo justifica porque el pugilismo pasa por horas bajas, tiene varios campeones mundiales de un mismo peso y muchas veces éstos se niegan a pelear con los mejores.
«Es como una fiebre esto de los regresos. Demuestra que el boxeo está viviendo un momento de crisis, sin peleas buenas porque los mejores no quieren pelear con los mejores. Entonces los combates nostálgicos llenan el vacío», aseguró a EFE.
México, sede del Consejo Mundial de Boxeo y cuna de numerosos monarcas mundiales, ha sido escenario en los últimos meses de tres peleas entre los excampeones mundiales Julio César Chávez y Jorge «Travieso» Arce, quienes han reunido buenas sumas de dinero para ayudar a personas de bajos recursos.
Los pleitos han permitido a los aficionados volver a vivir las míticas peleas de ambas leyendas, pero ahora Chávez, uno de los mejores púgiles latinoamericanos de la historia, ha subido la parada y anunció que el 19 de junio peleará con el hijo de uno de sus rivales más duros, el puertorriqueño Héctor «Macho» Camacho, a quien derrotó por votación unánime en 1992.
Chávez reconoció que a sus 58 años le cuesta mucho trabajo correr, pegarle al costal y boxear, y con este pleito dejará para siempre el pugilismo.
Otros excampeones mundiales, el mexicano Juan Manuel Márquez y el puertorriqueño Miguel Cotto se enfrentarán en junio y parece que la tendencia a revivir viejas proezas seguirá como moda este año.
«El boxeo se deja robar lo que es suyo. Tenemos a un Errol Spencer Jr que no quiere pelear con Terense Crawford y se ve que los mejores no van contra los mejores», dijo Ebro en referencia a dos de los tres campeones mundiales de peso welter.
VENTA DE HUMO
El pasado mes de marzo el mexicano Francisco «Gallo» Estrada venció por decisión dividido al nicaragüense Román «Chocolatito» González, a quien le arrebató la faja supermosca de la Asociación Mundial de Boxeo.
En ninguno de los 12 asaltos los púgiles dejaron de tirar golpes y ninguno fue superior en algún round. Fue un pleito épico, pero los peleadores se llevaron poco dinero porque, al ser de una división pequeña, su grandeza ha sido poco apreciada por quienes han valorado más duelos como los de dos conocidos youtubers que no vale la pena mencionar.
No es boxeo ese circo. Le falta el respeto a los que se entrenan meses y en la semana antes del pesaje tienen días en los que a veces solo comen una manzana, pero deja ganancias y eso es lo que importa a los empresarios.
En los próximos días Estrada y González empezarán a entrenarse fuerte para su tercera pelea. Una vez en el ring, danzarán como bailarines, pegarán duro y con exactitud, se defenderán con inteligencia y se moverán como felinos. Servirá de poco. Como en otros aspectos de la vida, la venta de humo es más apreciada y un señor de 48 años como Óscar de la Hoya garantizará más billetes verdes. No importa si se ve lento y en el ring hace más esgrima que boxeo.