Cuándo sospechar de una depresión tras el parto
800 Noticias
Tras dar a luz es muy habitual y frecuente, y para nada patológico, el que una mujer tenga la sensación de incertidumbre, de tristeza, es el conocido como ‘baby blues’, un proceso pasajero y normal en toda madre, sobre todo primeriza, ante esa tormenta de hormonas tras el parto. No obstante, hay un porcentaje pequeño de estas mujeres que desarrollan un cuadro más grave que cumple todos los criterios de depresión mayor, ¿cómo distinguirlo?
Celso Arango, actual presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y director del Instituto de Salud Mental y Psiquiatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, durante una entrevista con Infosalus nos ayuda en este reportaje a sospechar de este tipo de depresión, una de las patologías maternas más frecuente.
Según remarca, «el parto es un factor de riesgo para desarrollar un cuadro depresivo», y de acuerdo con datos de la OMS, una de cada 10 mujeres en el mundo desarrollado la padece, y el doble en los países en vías de desarrollo.
Los casos más graves de depresión postparto, según precisa el psiquiatra, son los cuadros psicóticos, y que se desarrollan en un 1% de esas mujeres que desarrollan una depresión mayor tras el parto. Se trata de casos «muy excepcionales» y «muy poco frecuentes», según describe, que deben detectarse a tiempo y de forma temprana, donde se corre el riesgo de que la madre asesine al niño y luego se mate a ella, dentro de un contexto delirante, donde la madre piensa que así le va a proteger de algo malo que va a sucederle al niño.
DIFERENCIAS CON EL CONOCIDO COMO ‘BABY BLUES’
Con ello, el doctor Arango precisa que las diferencias entre una depresión posparto con el ‘baby blues’ habitual tras dar a luz son la gravedad, y las limitaciones desde el punto de vista de funcionamiento.
«Todos tenemos días mejores y peores. Después del parto es normal que la mujer tenga varios días malos, sobre todo las madres primerizas, con dudas en todo momento sobre si son buenas madres o no, y el cansancio acumulado del embarazo y del parto, y de si estos han sido más traumáticos o no, también afecta el cómo se encuentre con los puntos, cómo haya sido la cesárea, la epidural, el hospital, etc», señala.
El diagnóstico de trastorno depresivo dice el presidente de los psiquiatras se alcanzaría si, sumando todo lo anterior, se acumulan una serie de factores de riesgo que favorecen una situación de bajo estado de ánimo prolongado en el tiempo y con una intensidad que le impide a la madre funcionar como tal a todos los niveles.
«El ‘baby blues’ no se trata porque se pasa, es como después de la muerte de un familiar de primer grado lo normal es estar triste días y semanas, y esto no se trata. El tiempo es importante pero los cuadros muy graves, de cuadro psicótico, hay que detectarlos de forma inmediata, incluso días después del parto, ya que se pone en riesgo la vida de la mujer y la del niño. Es un cuadro muy raro pero en cuanto aparezca no hay que esperar nada», matiza el experto.
Entonces, ¿cuándo sospechar de que algo no va bien? Arango indica que lo marca la gravedad del cuadro, el tiempo del mismo, o porque no es esperable de un ‘baby blues’ el que la madre diga que no merece la pena seguir viviendo o que es incapacidad de disfrutar tanto como esperaba, el tener anhedonia, el ser incapaz de disfrutar.
EL TRATAMIENTO
A su juicio, una cosa muy importante que hay que contar es que se ha probado recientemente en Estados Unidos un tratamiento para la depresión post parto que no tienen nada que ver con los antidepresivos, presenta un mecanismo de acción distinto, a través de hormonas que actúan por el sistema nervioso central, ya que uno de los mecanismos etiológicos por los que se produce la depresión posparto tiene que ver con el sistema hormonal.
«Tiene relación porque después del parto se produce en toda madre una tormenta hormonal, asociada con esa mayor incidencia de depresión justo después del parto. El fármaco ha sido aprobado por la FDA norteamericana, y se administra de forma intravenosa, un neuroesteroide, una de las hormonas que tiene la madre internamente y disminuye en estos momentos», relata el experto.
Así, el doctor Arando sostiene que sobre el tratamiento habitual de la depresión posparto, aunque no hay uno especifico, un componente fundamental es el trabajo del vinculo con el bebé por varios motivos: «Cuando con un cuadro de depresión no se le da importancia a las cosas que la tienen, como el vínculo con el bebé, de forma que se genera un circulo vicioso, un sentimiento de culpa en la madre, que puede incrementar la sintomatología de la madre. Además, el vínculo es positivo para el bebé, se insiste en que se le acaricie, le dé besos, aunque no sea gratificante para la madre porque sí que es bueno para el bebé, es algo que hay que trabajar porque si no se hace, aparte de ser malo y no generar ese vínculo, puede provocar también sentimientos de reproche, de culpabilidad en la madre».
Un factor muy importante, según prosigue, es el hormonal, como origen, y después se encontrarían como factores de riesgo aquellas mujeres que son más vulnerables, con defectos afectivos de base. «De hecho, se ve con otras patologías. En el trastorno bipolar el embarazo va genial, pero después de dar a luz vienen todos los problemas. Luego hay un factor añadido, el tema del tratamiento y la lactancia, hay que también sopesar con la madre los pros y los contras de dar o no fármacos que se excretan en la leche materna, ya que la lactancia es tan positiva para el hijo».
Ahora bien, con todo ello, el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría celebra que la depresión postparto se cura en un 99% de casos, si bien puede recidivar en partos posteriores, aunque con tratamiento dice que lo general es que en dos o tres meses esté resuelto el cuadro.
«Es un periodo muy crítico en la vida de la mujer y de la familia en general. En el Hospital Gregorio Marañón por eso tenemos un programa de psiquiatría perinatal, donde se trabaja con madres embarazadas y que acaban de dar a luz, con niños en incubadoras, y es muy importante la colaboración de los servicios de ginecología, que estos tengan personal de salud mental dentro de los servicios o colaboración con ellos, y tiene reuniones diarias con ginecólogos y obstetras y se detectan los casos muy rápidamente», subraya.