CRONOLOGÍA+FOTOS| A un mes de la «Masacre de El Junquito»
Mildred Manrique / @milmanrique
Hace exactamente un mes tuvo lugar un hecho sin precedentes en la historia de Venezuela al que muchos decidieron llamar “La Masacre de El Junquito”. Nueve personas fueron asesinadas en una operación integrada por cuatro cuerpos policiales a la que denominaron «Gedeón» y cuyo significado es «destructor o guerrero poderoso».
Un ex inspector del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de nombre Óscar Alberto Pérez encabezaba un grupo rebelde de seis venezolanos que estaban en contra del gobierno de Nicolás Maduro, cuatro eran funcionarios y dos civiles: José Díaz Pimentel, ex funcionario de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), Abraham Lugo Ramos y Jairo Lugo Ramos (hermanos) militares, Abraham Israel Agostini fue militar y exagente de la policía del estado Aragua, Daniel Enrique Soto Torres era periodista y Lisbeth Andreína Ramírez Mantilla, enfermera y estudiante de odontología. Era la compañera sentimental de Jairo Lugo. Todos fueron asesinados.
El grupo al que pertenecían los “insurgentes” se llama Equilibrio Nacional. Pero en esa matanza del 15 de enero de 2018, no solo perdieron la vida ellos, sino también dos del lado del gobierno: Heiker Vásquez, líder del “Colectivo Tres Raíces” del 23 de Enero, quien además formaba parte de la Policía Nacional Bolivariana. En el listado original de la PNB sobre heridos y fallecidos del cuerpo policial no aparece el nombre de Vásquez. Solo se menciona a Andriu Garate, y a Roger González, ambos eran colectivos.
Todo comenzó a las 4:00 de la madrugada. La zona de El Junquito, población del Distrito Capital, comenzó a ser rodeada por militares inicialmente. Cortaron la luz en los kilómetros 15, 16 y 17. Para el amanecer ya estaban completamente bloqueados los accesos. Habían alcabalas, tanquetas, unidades policiales de la Fuerza de Acciones Especiales de la PNB (FAES) y artillería pesada como si estuvieran en guerra.
A primera hora 6:00am se registran los primeros disparos. Nadie sabía en ese momento que ocurría ni quienes disparaban. La comunidad del sector Araguaney (kilómetro 16) dónde estaba enconchado Óscar Pérez y su grupo, entró en pánico, según testimonios recogidos por el equipo de 800Noticias ese día.
A las 6:00 de la mañana, comienza a circular en las redes sociales un primer vídeo de Óscar Pérez informando lo que estaba ocurriendo y pidiendo presencia de medios y fiscales para entregarse. Aseguraba que no estaban dispuestos a enfrentarse y menos frente a un grupo de al menos 600 funcionarios entre militares y policías.
Díaz Pimentel también grabó uno. La señal telefónica estaba cortada en esa zona específicamente, por lo que posteriormente se supo que esos vídeos no llegaban al momento sino quizás una hora de demora, pero aún así, todo era en tiempo real. Ellos fueron los periodistas de su propia masacre. Así fue que Venezuela y el mundo pudo ver lo que estaba sucediendo en ese momento.
«No vamos a permitir que maten a gente inocente tampoco», decía en un segundo video el insurgente quien seguía en disposición de entregarse. Esto ocurrió a las 6:30 am aproximadamente.
La prensa no tenía acceso al lugar de los hechos. Sin embargo, desde otros kilómetros 13 y 14 se podía observar, no a detalle, pero sí de forma panorámica lo que ocurría.
Una hora después sale otro video en el que se observa a varios del grupo informando que no habían heridos pero la operación «Gedeón» ya estaba cobrando más fuerza. «Nos están disparando, alto al fuego», gritaban.
Otro vídeo muestra a Óscar Pérez con un acercamiento con el general de la Guardia Nacional, Rafael Enrique Bastardo Mendoza. «La orden del presidente (Nicolás Maduro) es resguardales la vida», le decía el funcionario castrense. En ese momento no se escuchaba ningún tipo de detonaciones.
Altos funcionarios del gobierno, a su vez, escribían en Twitter asegurando que Óscar Pérez y su grupo estaban abriendo fuego contra los funcionarios, pero las imágenes hablaban por si solas. Era un batallón contra 7.
A las 8:00 de la mañana se registran dos explosiones de gran magnitud. Eran RPG7 (lanzacohetes antitanque portátil de origen soviético) enviados hacía la vivienda de dos pisos, propiedad del médico William Alberto Sequera, donde estaba el grupo rebelde. Seguían las detonaciones.
Media hora después sale otro video en el que Pérez está lleno de sangre y pide cese al fuego mostrando a los que lo acompañaban, varios estaban heridos. La única mujer que estaba con ellos se veía debajo de una cama portando chaleco antibalas.
A las 9:45 de la mañana, Aminta Pérez saca un vídeo pidiendo al gobierno que permita que su hijo Óscar Pérez y su grupo se entreguen.
A las 10:00 de la mañana salen dos unidades de la PNB velozmente y por parlante pedían abrir paso porque llevaban a funcionarios heridos.
«Hay civiles aquí, nos quieren asesinar», decía Óscar Pérez en otro video. Minutos después se escucha una tercera explosión. Se habla que fueron al menos 5 RPG7 lanzados contra la vivienda. Hay un video que circuló también mostrando a los efectivos lanzando el explosivo.
Ya para mediodía todo estaba en tensa calma. Quitaron una de las alcabalas del kilómetro 15 y la prensa pudo llegar al 16. Había gente protestando en la zona en apoyo al ex inspector del Cicpc y su grupo. Quemaron cauchos, armaron barricadas, le gritaban a los funcionarios, y éstos respondieron con perdigones y bombas lacrimógenas.
Ya todo había terminado. La operación «Gedeón» cobró la vida de nueve personas y otras personas que no estaban en esa casa resultaron detenidas. Así lo confirmó el ministro Néstor Reverol al día siguiente del suceso.
La vivienda inmediatamente fue demolida. Otra acción ilegal ya que no dejaría rastro alguno para las investigaciones a las que hubiera lugar, aún más, en las circunstancias de lo ocurrido.
+VIDEO | Nuevo video revela los últimos momentos de Óscar Pérez y el grupo que estaba en El Junquito
CASI UNA SEMANA EN LA MORGUE
Los cuerpos fueron trasladados inmediatamente a la morgue de Bello Monte en Caracas. La zona estaba completamente militarizada. Los cuerpos de los dos presuntos funcionarios de la PNB abatidos los entregaron a los dos días y los velaron abiertamente y con desfiles de armas largas, encapuchados y disparos al aire.
Mientras los restos de los insurgentes pasaron casi una semana en la morgue y sus familiares cada día exigiendo que se los entregaran. Ciudadanos se acercaban a los alrededores para apoyar esa exigencia.
Se hablaba de cremaciones, algo que legalmente no se podía hacer ya que todo aquel que muera por impacto de bala y su caso amerite investigaciones no puede ir al crematorio. La angustia se apoderaba de las familias.
Finalmente la orden fue enterrarlos, sin velar, pero solo con la presencia de familiares directos. Los cuerpos los sacaron en horas de la madrugada y los que eran del interior del país los trasladaron de primero a sus entidades para el mismo procedimiento.
Fueron enterrados desnudos, sus cuerpos estaban arropados con sábanas, así lo denunciaron los familiares quienes solo pudieron verlos en el ataúd unos minutos antes de ser ingresados en las fosas. Todo fue muy rápido.
Venezolanos comenzaron a llegar a los respectivos cementerios para dejar flores, pancartas y objetos sobre sus tumbas como parte de su agradecimiento hacía ellos por su valentía pero también les pedían perdón. La mayoría no creyó en el grupo rebelde hasta el día que los asesinaron.
«La Masacre de El Junquito» fue tendencia mundial por lo menos tres días seguidos. Todos hablaban de lo ocurrido. Sin embargo, a un mes de los hechos, solo hay una transmisión de radios de ese día que salió filtrada a la luz pública revelando las conversaciones entre funcionarios que participaron en el operativo.
En el audio revela que Pérez fue capturado con vida y luego apareció ejecutado en la morgue de Bello Monte. “Una radiotransmisión entre los cuerpos policiales de Venezuela que participaron la mañana del 15 de enero en el operativo de captura del piloto alzado Óscar Pérez y seis de sus compañeros, confirma que los rebeldes fueron capturados con vida, luego de negociar su entrega con el comandante de la operación, el mayor de la Guardia Nacional, Rafael Bastardo”. Pulse aquí para escuchar el audio.
Los familiares de las víctimas están acudiendo a instancias internacionales para denunciar lo sucedido. El caso sigue sin esclarecerse.
UN POCO DE ÓSCAR PÉREZ
Óscar Alberto Pérez (Caracas, Distrito Capital, Venezuela, 7 de abril de 1981) fue un policía, actor, adiestrador canino, buzo, paracaidista militar, piloto e inspector del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas de Venezuela (CICPC).
Antes de incursionar en la vida del país, Óscar Pérez era un ciudadano venezolano normal. Ese de los que se ganan la vida día a día con su profesión u oficio y con el trabajo arduo. Incluso hacía labor social ayudando a niños con medicinas y alimentos. En el caso específico de él, era simplemente un funcionario policial. No era un político. Como todos los venezolanos, fue devorado por la vorágine de las protestas del año 2017.
Ahora es reconocido por haber sido líder de la disidencia policial en contra del gobierno de Nicolás Maduro. El 27 de junio de 2017 sobrevoló en un helicóptero el centro de Caracas, desplegó una pancarta que evocaba el artículo 350 de la Constitución, disparó y lanzó dos granadas hacia la sede del Tribunal Supremo de Justicia. Posteriormente publicó varios vídeos acompañados por cuatro hombres armados y encapuchados en el que hacía un llamado a los venezolanos a continuar con las protestas que se realizaban durante esos meses.
El 18 de diciembre Pérez se atribuyó el robo de armas en el comando de la GNB de San Pedro de los Altos de ese lunes durante la madrugada.
Todas aquellas personas que lo conocieron estarían siendo investigadas y perseguidas por el gobierno. Varios de sus amigos y compañeros están presos. Otros tuvieron que salir del país.
Jameson Jiménez amigo de Óscar Pérez fue privado de libertad por traición a la Patria
Sebin detuvo a Vanessa Barroso por caso Oscar Pérez
Sus amigos lo recuerdan como una persona de gran corazón, correcto y justo.
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