Creo en la vida eterna, por María García de Fleury
Por María García de Fleury
Perder a alguien fisicamente es algo muy duro sin importar la edad de la persona o la circunstancia, pero vista desde la fe no se ha ido, se ha transformado, sigue viva.
En la Biblia en el capítulo 3 de San Juan se habla de la vida eterna y de la histórica visita de Nicodemo a Jesús, hay que leer entre líneas, Nicodemos respetaba a Jesús, deseaba entender más claramente porque estaba confundido, estaba confundido acerca de lo que Jesús estaba enseñando sobre el nuevo nacimiento, lo que significa tener nueva vida, la vida eterna es para siempre.
San Pablo viendo que había creyentes que habían perdido sus seres queridos y queriendo darles una palabra de consuelo. Explicó en el primer libro los Tesalonicenses en el capítulo 4, los versículos 16 y 17 que cuando se dé la señal por la voz del Arcángel y suene la trompeta divina el mismo Señor bajará del cielo. Primero resucitarán los que murieron en Cristo, después nosotros los vivos los que todavía estamos nos reuniremos con ellos llevados en las nubes al encuentro del Señor, allá arriba y estaremos con el Señor para siempre.
Cuando San Pablo dice estaremos con el Señor para siempre no es algo temporal, esto es un para siempre con el Señor.
San Juan en el capítulo 11 afirma la continuidad de la vida eterna narrando la historia de Lázaro y señala que Jesús dijo «Yo Soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque muera vivirá y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás», la vida eterna es para siempre.
El anhelo cristiano por la vida eterna no es escapismo, de hecho, Dios dice en el Eclesiastés en el libro capítulo 3 que él implantó la eternidad en todos nuestros corazones, nadie, ninguno de nosotros puede dejar de pensar en la vida eterna. Estamos hechos para pensar en ella.
El cristiano no se escapa de la realidad cuando es capaz de ver en todo lo bueno y en todo lo duro de esta vida que anhelamos la vida eterna, esto no es escapismo es realismo vivimos en un mundo caído vivimos en un mundo donde sabemos que las cosas no están bien, no son como se supone que deben ser y eso hace que anhelemos estar con Dios, hay experiencias donde podemos pensar Señor no quería que esto comenzara y lleva a decir señor, sácame de esto que esto nunca suceda.
Solo la fe puede ayudar a salir de esa angustia, solo quienes ponen su confianza en Cristo tienen y tendrán vida eterna. La vida eterna es por la fe, es solo por fe, lo que confían en Cristo tienen y tendrán vida, eterna, no hay salvación fuera de Jesucristo ningún autor del Nuevo Testamento inventó esa enseñanza, fue Jesús quien lo afirmó «Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí».
Hay un fin futuro para cada ser humano, la vida es un peregrinar hacia nuestra patria verdadera que es el cielo y solo en Jesús podemos encontrar la bienaventuranza eterna. Jesús dijo: «tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él crea no perezca, sino que tenga vida eterna».
amigo, podrá doler profundamente la separación física, pero creer en Jesús es saber que es el único camino hacia la vida y hacia la paz eterna, cree en esto y sentirás el gozo de Cristo en tu corazón, porque con Dios siempre ganamos.
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