Cremonese sorprendió al Nápoles y lo dejó fuera de la Copa Italia
800 Noticias | EFE
El diluvio universal que cayó sobre Nápoles fue una premonición de que la noche no iba a ser plácida para los ‘partenopeos’, que fueron apeados de la Copa Italia en penaltis ante el colista de la Serie A, un Cremonese que no dejó de creer y que ahora se cita con el Roma de José Mourinho en cuartos de final.
Nueva campanada en el campeonato copero italiano. Tras la del Milan, llegó la eliminación del Nápoles, el absoluto favorito a ganar todo en Italia. En un curioso devenir de los acontecimientos, tuvo que ser un recién ascendido y colista Cremonese el que más problemas causó a este Nápoles que, sin su once de gala, estuvo lejos de su mejor versión.
Y es que saltó el Nápoles con una alineación muy poco reconocible, en la que el meta Meret fue el único habitual que mantuvo el puesto. La apuesta ante el colista de la liga, a priori, no se antojaba muy arriesgada, pero el Cremonese, que no conocía la victoria desde el pasado 26 de octubre, también en Copa, ejecutó su plan a la perfección.
Cedió el balón a los locales y esperó replegado su oportunidad en las contras. Avisaron en varias ocasiones con carreras de Okereke que comprometieron la inédita defensa napolitana antes de dar el primer golpe sobre la mesa que silenció el Maradona, cuando en el minuto 18, de nuevo Okereke por el perfil zurdo, sirvió para Pickel, que entró solo al segundo palo y empujó el esférico para abrir el marcador.
Spalletti empezó a ponerse nervioso en el banquillo, algo muy poco habitual en él esta temporada. Sin Osihmen, Kvaraskhelia, Politano, Anguissa, Lobotka, Di Lorenzo o Kim Min-Jae sobre el campo, al italiano le entraron las dudas.
Pero fue para este tipo de ocasiones para las que el Nápoles fichó al ‘Cholito’, ese delantero que saca petróleo de las jugadas más aisladas, que pelea cada balón como si fuera el último y que contagia de su energía a sus compañeros. Se echó el argentino el ataque a la espalda y lo intentó con un disparo lejano que despertó a los suyos.
Poco después, a la salida de un córner, Ndombelé recogió en la frontal un balón suelto y con toda la virulencia posible encontró puerta. Rechazó con un paradón Carnesecchi, meta del Cremonese, pero Simeone no dio por perdido el balón y, atento al rechace, se impuso a sus pares en el salto de cabeza, se topó con el palo y en el segundo rechace el central Juan Jesús empató el partido pasada la media hora.
La lucha de Simeone dio resultado. Había logrado que su equipo empatara y empezara a carburar. Las circulaciones fueron más rápidas, mejores, más precisas. Los movimientos más fluidos, más inteligentes, más útiles. Como si se hubiera acordado de cómo volver a jugar al fútbol, el Nápoles empezó a hundir al Cremonese, que se hizo pequeño poco a poco y dejó de creer.
No estaba por la labor el ‘Cholito’ dejar el trabajo para la segunda mitad y tan solo tres minutos después del empate rubricó la remontada con un precioso cabezazo picado desde el punto de penalti tras un centro medido de Zerbin. Simeone puso el partido de cara, pero el Cremonese fue un hueso mucho más duro de roer de lo esperado.
Controló el Nápoles toda la segunda mitad, pero sin acierto. Demasiadas florituras en los últimos metros que mantuvieron con vida al Cremonese, que en los minutos finales del encuentro, cuando todo parecía perdido, volvió a dar otro golpe sobre la mesa con un remate de Afena-Gyan ante la pasividad de Bereszynsky.
Esta vez, el silencio en el Maradona casi se pudo tocar. Era un gol que significaba la prórroga, media hora más a todo o nada.
Quemó las naves Spalletti y quitó a un centrocampista, Ndombele, para dar entrada a Osimhen y formar dupla con Simeone. En el primer balón que tocó el nigeriano estuvo el gol y la gloria de Simeone. Osimhen remató de cabeza obligando a estirarse al máximo a Carnesecchi. En el rechace, Simeone, con la puerta vacía, definió mal y su remate dio al palo y al larguero.
La expulsión de Sernicola en la primera mitad de la prórroga facilitó el trabajo de un desorientado Nápoles que, contra las cuerdas ante el colista, buscó sin éxito evitar los penaltis. Lobotka fue el único en fallar de los diez lanzadores. El Cremonese tumbó al equipo más temido de Italia y a una de las revelaciones europeas. En cuartos les espera el Roma de Mou.
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