Consejos para afrontar la eyaculación retardada en pareja
Con información de cuidateplus.com
La eyaculación retardada puede generar grandes conflictos en la pareja, llegando incluso a ser uno de los motivos de separación de la misma, si no se pone una solución en conjunto, ya sea por las inseguridades que derivan de ella, la imposibilidad de tener hijos de forma natural u otras variantes. Este es un trastorno del orgasmo masculino, también conocido como aneyaculación, en el que, como explica Esperanza Gil Somoza, sexóloga y codirectora de la página web sexualmente.es, “el hombre presenta dificultades para llegar a eyacular aunque esté recibiendo una estimulación sexual adecuada y se sienta excitado, ya sea durante el coito, durante la estimulación manual u oral de la pareja o durante la masturbación.”
El hombre, por su propio género, siempre busca complacer a su pareja en los aspectos sexuales, de modo que, cuando no es capaz de eyacular dentro de ella, aun habiéndolo conseguido al masturbarse, “vuelca todos sus esfuerzos en precipitar una eyaculación que no llega”, afirma la experta. Esto provoca que finalmente se demore, sienta una gran frustración o incluso que la avergüenza se apodere de él.
Las causas que generan este problema pueden ser orgánicas o psicológicas, siendo éstas últimas las más frecuentes. Una educación sexual restrictiva, experiencias sexuales traumáticas, el miedo al embarazo, los problemas de pareja y sobretodo la ansiedad por el propio rendimiento sexual, pueden ser el origen. A pesar de la multiplicidad de razones por las que puede aparecer este problema, la sexóloga incide en que “siempre hay que remitirse a la individualidad de cada caso.”
¿Cómo afecta la aneyaculación a cada componente de la pareja?
Actualmente y por norma general, se cree que cuanto mayor sea el periodo de tiempo que dure el coito más placentera será la relación sexual. Sin embargo, Gil señala que “un tiempo de estimulación sexual prolongado puede llegar a cansar y ser incómodo.” Esto puede generar que la propia pareja pierda el interés debido al dolor e irritación ocasionada en la zona estimulada o incluso que llegue a aburrirse o, en el peor de los casos, que desee acabar con la relación sexual o sentimental.
Pero, no sólo es la pareja quién pierde este apetito sexual, el propio afectado puede llegar a no querer mantener relaciones al tener que enfrentarse a este dilema. Esta preocupación no afecta únicamente a aquellos hombres que comparten una relación sentimental, sino también “a quienes no tienen pareja. Éstos pueden dejar de relacionarse socialmente por miedo a conocer a una persona que muestre interés sexual hacia él”, explica Gil. Otro de los aspectos del individuo que se pueden ver afectados es la propia autoestima sexual al pensar que no alcanzan las expectativas sexuales que su compañera o compañero sexual esperan y llegan a pensar que les dejan insatisfechos.
¿Cómo afrontar el problema individualmente?
El primer paso por parte de la pareja es no pensar que él o ella son los culpables del problema, es decir, los sentimientos de culpabilidad deben desaparecer, así como la intención de volcar la responsabilidad en el otro. “La pareja piensa que no sabe cómo estimularle correctamente o cree que no se es lo suficientemente atractiva o atractivo para él”, explica la experta. Además, esto genera que llegue a renunciar al propio placer por no molestar a su pareja. En el otro extremo están quienes “adoptan una posición activa ante el problema, ya sea presionando, probando soluciones diversas o expresando su enfado y descontento por no sentirse satisfechas sexualmente”, ejemplifica la sexóloga.
Por parte de él, y una vez diagnosticado cada problema de manera individual, la primera medida para superarlo es “revisar sus creencias y actitudes negativas acerca de la sexualidad, ofrecerle una educación sexual adecuada, mejorar la comunicación de la pareja (si la hubiese), así como promover que la persona se centre en sus sensaciones eróticas tanto en pareja como en solitario, sin exigencias de ningún tipo, para que pase de ser un espectador a un actor en su propia sexualidad”, explica la sexóloga.
Solución en pareja
Esta deficiencia puede desembocar en una ruptura de la pareja como forma de evitar una situación frustrante, incómoda o incluso dolorosa para ambos miembros. Para que el momento sexual no se convierta en una ocasión estresante y la separación no se origine, la sexóloga expone una serie de consejos que pueden ayudar a ambos a afrontar el problema conjuntamente:
Si la situación se convierte en rutina lo ideal es consultar a una persona especialista en Sexología.
La terapia en pareja será efectiva en la medida en que ambos miembros de la pareja están comprometidos y altamente motivados para hacer frente a la dificultad.
La pareja debe iniciar con total naturalidad nuevos juegos eróticos para que él se relaje y sienta que, aunque no eyacule, sigue contribuyendo al placer de su pareja. “Se trata de una buena ocasión para probar otros juegos que no se centren sólo en la penetración. Y resulta una excelente oportunidad para cambiar la rutina sexual de la pareja”, afirma Gil.
No cargar la responsabilidad contra el afectado resulta fundamental. “Hay que mostrarse los más comprensiva/o posible”, incide la experta.