Comenzamos el mes de San José, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
El mes de marzo esta tradicionalmente dedicado a honrar al glorioso patriarca San José, padre legal de Jesús y castísimo esposo de la virgen María.
Por José le venían al mesías los regios derechos de la dinastía del rey David, sin embargo, la devoción a San José se tardó en desarrollarse. A algunas personas les gusta decir, “no sabemos nada de San José”, bueno, sabemos lo que importa.
José era justo, vivió con devoción y de acuerdo con la palabra de Dios. José fue fiel, era un hombre dispuesto a trabajar dentro de los misterios de Dios a medida que se le iban presentando. José fue valiente, no es poca cosa salirse de las costumbres de un pueblo o de una tribu, José fue generoso, las necesidades de María y el niño se antepusieron a todo lo demás incluido su vida y su trabajo establecidos.
José era sabio, comprendió que la mente y los caminos de Dios no son los nuestros, sino que siempre son dignos de confianza.
Sabemos otra cosa sobre San José, era un hombre amable, bondadoso y recto, esas quizás sean sus mayores y más destacadas virtudes. La justicia a veces puede convertirse en un barco atascado y encallado, y por lo tanto inamovible, en cambio la bondad que contiene un elemento de misericordia, puede llevar a una gran libertad.
La bondad de José es un ejemplo de verdadera fuerza, él hubiera podido hacer a un lado a María de una manera de avergonzarla públicamente y hubiera acabado con su vida, esto lo podría haber hecho con toda justicia dentro de la ley, dentro de la sociedad y de la tribu. Él tenía ese poder y lo podía usar, y eso no significaría ningún deshonor para él, pero incluso, antes de que José recibiera las garantías que venían del cielo, José fue demasiado amable y bondadoso para usar su poder socialmente aprobado de esa manera.
Habiendo visto las cualidades en María que la hacían verla como única y especial, su valor no se redujo tanto a sus ojos, como para disminuir su condición humana a una simple cosa desechable. Él no iba a exponer a María a ese elemento de humanidad que incluso hoy desean algunos por intereses vengativos o rencorosos.
José era justo, la vida recta que abrazó desarrollo su fidelidad, la fidelidad le dio valor, el valor permitió su generosidad, la generosidad le permitió crecer en sabiduría, la sabiduría le enseño a José la bondad, la bondad, si debemos errar en algún momento, todos nuestros errores deberían ocurrir.
José no cometió errores porque era un hombre de fe y un hombre en plenitud, porque amaba a Dios y sabía que con Dios ¡siempre ganamos!