Cistitis recurrentes: una consulta frecuente en la farmacia
El Farmacéutico
Las infecciones del tracto urinario (ITU), y más concretamente las infecciones no complicadas de las vías urinarias (cistitis), constituyen, después de las respiratorias, el segundo grupo en importancia de infecciones extrahospitalarias, y son una causa frecuente de consulta en atención primaria y en las farmacias comunitarias.
Un 50-60% de las mujeres presentará, al menos, un episodio de ITU en su vida. En la mujer, la cistitis es la infección más frecuente, sobre todo en las mujeres jóvenes activas sexualmente. En las mujeres posmenopáusicas, la presencia de cistitis se relaciona con déficits estrogénicos y otras alteraciones.
Los «uropatógenos» son un grupo de microorganismos capaces de invadir el aparato urinario sano sobrepasando los mecanismos de defensa del huésped. Los microorganismos que se aíslan de la orina pueden variar en función de las circunstancias del paciente y de sus enfermedades de base. La etiología de las ITU se ve modificada por factores como la edad, la diabetes, la obstrucción del tracto urinario, las lesiones de médula espinal o la cateterización urinaria. La exposición a antibióticos y el antecedente de hospitalización también condicionarán algunas diferencias en el perfil etiológico. Más del 95% de las ITU están causadas por una única especie bacteriana. Escherichia coliproduce el 75-95% de los episodios de cistitis aguda no complicada. Staphylococcus saprophyticus, Proteus mirabilis, Klebsiella pneumoniae, Streptococcus agalactiae y algunos enterococos son responsables de la gran mayoría de los episodios restantes. En la mayoría de ocasiones, estos uropatógenos provienen de la propia microbiota intestinal2. Una minoría de episodios posee una etiología exógena, y están producidos por microorganismos ambientales que suelen introducirse en las vías urinarias durante su manipulación.
Un 32% de las mujeres con cistitis presenta cistitis recurrentes, esto es, la presencia de, al menos, tres episodios de ITU en los últimos 12 meses, o dos episodios en los últimos 6 meses. No sólo representan un malestar importante para las mujeres que las padecen, sino que tienen una gran repercusión económica por los costes sanitarios que representan su asistencia, las pruebas diagnósticas y las prescripciones, reseña ElFarmáceutico.es
A su vez, las cistitis recurrentes se clasifican en «recidivas» y «reinfecciones».
Las recidivas representan el 20% de las recurrencias. Se producen generalmente en las primeras 2 semanas tras la aparente curación de la cistitis, y se deben a la persistencia de la cepa original en el foco de la infección. Pueden verse favorecidas por los siguientes factores:
- Tratamiento inadecuado.
• Tratamiento demasiado corto.
• Acantonamiento del microorganismo en un lugar inaccesible al antibiótico, como sucede en los pacientes con litiasis renal.
• Recidivas sin causa aparente (enfermedad oculta), tras haber realizado un tratamiento antibiótico correcto durante un tiempo adecuado, y a pesar de tener un estudio urológico normal. Podrían deberse a la existencia de una pielonefritis focal o a microabscesos. En este caso, se aconseja realizar un tratamiento antibiótico adecuado, según el urocultivo, durante 4-6 semanas.
Las reinfecciones representan el 80% de las cistitis recurrentes. Habitualmente aparecen a partir de las 4-6 semanas del tratamiento del episodio de ITU, y pueden deberse a un germen distinto al que generó el episodio inicial o al mismo germen que se encuentra acantonado dentro de un «pods» o «biofilm». Estos pods podrían constituir un nuevo reservorio para los microorganismos productores de las infecciones urinarias recurrentes.
Profilaxis y tratamiento
El tratamiento ha de ir acompañado de medidas higiénicas (tabla 1) dirigidas principalmente a evitar recurrencias, así como de la utilización de distintos tipos de preparados farmacológicos (analgésicos/antiinflamatorios) que alivien las molestias (ganas frecuentes de orinar, con urgencia, escozor y poca cantidad, dolor y presión suprapúbicos, orina turbia y con mal olor…) y eviten la propagación de la infección.
La elección del tratamiento antibiótico adecuado se efectúa de forma empírica, eligiendo uno de alta eficacia contra el germen que se sospecha ha causado la infección, pero deberían tenerse en cuenta conceptos como la complejidad de la pauta posológica (una única dosis diaria facilitará el cumplimiento), el coste, los efectos secundarios directos del fármaco y los efectos secundarios colaterales ecológicos sobre la «sociedad».
La aparición de efectos adversos y las resistencias de los microorganismos a estos tipos de fármacos, originadas por un mal uso de la antibioterapia, hacen necesaria la existencia de productos que sean de calidad, eficaces y seguros, capaces de prevenir las infecciones y así evitar el empleo de antibióticos que puedan generar fenómenos de resistencia.