Circuncisión: ¿en qué casos se realiza?
Agencias
A finales de febrero pasado, el Parlamento de Islandia inició el debate de un proyecto de ley que busca prohibirla en los niños que no sea por razones médicas. La iniciativa ha generado gran polémica en ese país y ha llevado a que asociaciones y academias de pediatría de todo el mundo se pronuncien al respecto tomando en cuenta toda clase de consideraciones científicas, religiosas y culturales.
Lo primero que hay que entender es que todos los bebés varones nacen con fimosis fisiológica en su miembro viril, lo que significa que presentan una piel que recubre y protege el glande, que es la cabeza del pene o prepucio. Este tejido se irá desplegando poco a poco hasta que, entre los 3 y 6 años de edad, el glande queda por completo al descubierto gracias a un retraimiento natural de la piel. En otros casos se puede tardar un poco más.
“De acuerdo con mi experiencia profesional, un 90% de los casos de niños que me remiten los colegas no requieren la cirugía y la razón es muy sencilla: tener el prepucio que no permite la exposición del glande es una condición y no una enfermedad”, advierte Gustavo Malo Rodríguez, urólogo pediatra de la Fundación Cardioinfantil y del Hospital de la Misericordia (HOMI).
De acuerdo con el especialista, esta condición es un proceso normal que tiende a resolverse en la medida que el niño crece y por lo tanto, no hay una edad límite en la infancia para que se resuelva. “Hay niños que pueden llegar con ello a la adolescencia pero en general, mientras orinen bien, con chorro grueso, sin pujo ni dificultad alguna, y no presente molestias locales en el pene, no requieren la circuncisión”, explica Malo Rodríguez.
Por lo tanto, la circuncisión está recomendada por razones médicas en casos de fimosis persistente, que es una alteración, a veces congénita, que impide que el glande despunte con normalidad.
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