Cinco requisitos para la Eucaristía, por María García de Fleury
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Desde el tiempo de los Apóstoles, los católicos creemos que la Eucaristía es Jesucristo vivo verdaderamente entre nosotros, bueno él mismo lo dijo «Yo soy el pan de vida», entonces hay un vínculo indisoluble entre Cristo Eucaristía, las verdades que el reveló y la iglesia que él fue el mismo que la instituyó y recordemos que en Mateo 16 a partir del versiculo 18, Jesús dice «Tú eres Pedro y sobre esta piedra yo edificaré mi iglesia» él no dijo una de las tantas iglesias que yo voy a fundar, no, él dijo «yo edificaré mi iglesia» entonces, repito, hay un vínculo indisoluble entre Cristo la Eucaristía, las verdades que Jesucristo reveló y la iglesia que el constituyó.
Por eso, recibir la Eucaristía siempre ha requerido el compromiso de creer y vivir en esta unidad, Cristo en la Eucaristía para constituirnos en su cuerpo místico que es la iglesia y así darnos vida eterna con nuestro Padre. Por eso siempre la iglesia ha requerido una formación en la fe, es decir, una catequesis para tú recibir la primera comunión tienes que saber de que se trata, saber que es lo que tú vas a recibir. Se necesita la profesión de fe, el credo y el compromiso de vida para ser admitido en la comunión, es decir, para recibir la comunión tú necesitas renunciar a todo lo que te aleje a Cristo y prometer que te vas a acercar a todo lo que es de Cristo y a todo lo que Cristo enseñó pero como todos somos pecadores, como todos ofendemos a Dios en algún momento, la comunión está también inseparablemente vínculada con la conversión, esta conversión requiere que nosotros renunciemos al pecado, que renunciemos a las cosas que te alejan de Dios y que tengamos un propósito de enmieda que querramos tratar de no volver a cometer estos actos y que pongamos todo de nuestro esfuerzo para acercarnos a Dios y vivir siempre en la gracia de Dios.
Comulgar en pecado mortal sería un sacrilegio, un sacrilegio es el pecado más grave que se puede cometer, ahora, la misericordia infinita de Dios no está en contradicción con la necesidad de conversión, si nosotros comprendemos que el pecado mortal aparta a la persona de Dios, podemos entender también que nos aparta de la Eucaristía, pero que una vez arrepentidos, una vez que nos confesamos se nos abren las puertas de la Eucaristía, no es el haber pecado lo que le pone obstáculos a la comunión sino el mantenerse obstinado en el mismo error, en la misma equivocación, en el mismo alejamiento de Dios.
Cuando los pastores de la iglesia han advertido su gravedad, hay gente que dice «bueno pero no se puede juzgar a los demás, no debemos juzgar» eso es cierto que no se puede juzgar la conciencia de otro pero nosotros si debemos saber claramente lo que significa ser católico y lo que se requiere para comulgar, el catolico cree que Dios ha revelado la verdad en materia de doctrina y de moral y que esta esta enseñada por la iglesia sin error alguno. Los pastores no son perfectos, los sarcedotes, los obispos podrán pecar, podrán ofender a Dios, podrán alejarse de Dios pero la doctrina no tiene error, lo doctrina es indefectible, por lo tanto la conciencia del católico se forma a la luz del magisterio de la iglesia, la iglesia no obliga a creer, porque creer es un don de Dios pero la iglesia si enseña que nosotros debemos ser consecuentes con lo creemos, quien no cree en las enseñanzas de la iglesia o quien esté en pecado mortal no puede comulgar.
Los sacerdotes y los obispos, tienen el deber de enseñar lo que es ser católico y proteger a la eucaristia de los abusos que se pueden cometer, eso es un requerimiento del amor por eso se han establecido una serie de requisitos, tenemos 3 requisitos, el primer requisito es ser católico, estar en comunión con la fe y la iglesia católica, haber estado bautizado, tener el alma limpia. El segundo es estar en gracia de Dios, para lograrlo hay que confesar todos los pecados mortales, todos esos pecados graves y grandes que ta elejan del amor de Dios y el tercero, absternerse de comer y beber por una hora antes, si tú estas enfermo se te permite que puedas tomar agua y puedes tomarte alguna medicina pero ese abstenerse de comer y beber por una hora antes es para que tú vayas preparando tu alma para este gran acontecimiento que es recibir a Jesús.
Desde las primeras comunidades cristianas, se experimentaba la necesidad de prepararse con una conducta de vida digna para celebrar la fracción del pan eucarístico que es Comunión con el cuerpo y la sangre del Señor y es Comunión con los creyentes que forman un solo cuerpo, porque se alimentan con el mismo cuerpo de Cristo. Presentarse para recibir la Sagrada Comunión, debería ser una decisión consciente basada en un juicio razonado respecto a la propia dignidad para hacerlo, sabemos todos que no somos merecedores de la comunión, nadie podría comulgar como ser humano, solamente necesitamos es la gracia de Dios, pero, deberíamos preguntarnos algunas cosas, por ejemplo ¿yo estoy en plena comunión con la Iglesia Católica, o sea, yo acepto lo que dice la Iglesia Católica?, otra pregunta sería ¿yo soy culpable de algún pecado grave? ¿Hay algo que me prohíba que yo reciba la Sagrada Comunión? ¿Yo me he preparado ayunando por lo menos una hora antes?, porque presentarse a recibir la Sagrada Comunión simplemente como «ah, porque estoy en misa, entonces voy a comulgar» no, eso es un abuso que tiene que ser corregido.
Hay, por otra parte, faltas de criterio, por ejemplo, la Iglesia enseña que el aborto y la eutanasia son un pecado gravísimo, la carta encíclica del Papa, el evangelio de la vida, dice que existe una grave y clara obligación de oponerse por la objeción de conciencia en el caso de una ley intrínsecamente injusta, como una ley que permite el aborto o la eutanasia, nunca es lícito obedecerla y tampoco es lícito participar en campañas de propaganda a favor de tal ley o votar a favor de tal ley, eso está en el número 73 de la encíclica Evangelio de la vida, es decir, los cristianos tienen una grave obligación de conciencia de jamás cooperar formalmente en prácticas que aún cuando lo permitan, las leyes son contrarias a las leyes de Dios, por eso, desde el punto de vista moral, nunca es lícito cooperar formalmente con el mal. Cooperar con el mal nunca puede ser justificado invocando el respeto a la libertad de otro o apelando al hecho de que la ley lo permite.
Cuando los obispos prohíben, por ejemplo, la comunión a esas personas que se declaran formalmente pro-aborto, «estoy a favor del aborto» los obispos dicen «Esa persona no puede comulgar». Ellos están aplicando una enseñanza fundamental de la Iglesia, una enseñanza que todos aprendemos antes de la Primera Comunión y que viene de los Apóstoles. No debe comulgar quien está en pecado mortal o quien reniegue de la doctrina esencial de la fe. Si hay alguien que está, por ejemplo, a favor del aborto o a favor de la eutanasia y los pastores le permitieran comulgar, estarían ellos mismos violando una doctrina importantísima de la Iglesia ¿Por qué? Porque quien gobierna tiene el deber de proteger los derechos fundamentales de todos, sin excluir a los más débiles, sin excluir a los que no tienen voz, y en este caso serían las personas que van a ser sometidas a la eutanasia o los bebés que son abortados, aunque la mayoría quiera quitar los derechos a una minoría, esto no se puede permitir porque sería una injusticia.
Si usted le pregunta a unos niñitos que se están preparando para la primera comunión, una persona que acepta que se asesine a los bebés no nacidos puede ser un católico practicante, con toda seguridad, los niños de la Primera Comunión responderían con gran rapidez «no se necesita ser un sabio para saber que una persona que acepta el asesinato de personas inocentes está gravísimamente en contra de Dios». Ahora, no todos los asuntos morales tienen el mismo peso moral que el aborto y la eutanasia, por ejemplo, un católico puede no estar de acuerdo con el Papa sobre la aplicación de la pena de muerte o la decisión de hacer la guerra, esto no sería considerado como una razón indigna para presentarse a recibir la comunión, aunque la Iglesia le pide a las autoridades civiles que busquen la paz, que no hagan la guerra y que tengan misericordia y discreción cuando castiguen a los criminales, aún sería lícito tomar las armas para repeler a un agresor o recurrir a la pena capital, pero puede haber una legítima diversidad de opinión entre los católicos respecto a ir a la guerra y aplicar la pena de muerte pero no sin embargo, respecto al aborto y la eutanasia.
Aparte de los juicios de un individuo respecto a su propia dignidad para presentarse a recibir la comunion, el ministro de la Sagrada Comunión, se puede econtrar en una situación en la que debe rechazar darle la comunión a alguien como en el caso de una persona que, abiertamente, este a favor del aborto y si el sacerdote lo conoce, el sacerdote le tiene que decir en el momento que se acerque a recibir la comunión «mire usted no puede recibir la comunión» más bien, ese sacerdote debería reunirse con esa persona e instruirla al respecto de las enseñanzas de la iglesia e informarle que no se debe presentar a la Comunión hasta que termine con esa situación objetiva de pecado, estas son medidas preventivas, aún cuando estas medidas preventivas no hayan tenido su efecto o no hayan sido posible y la persona, a pesar que se le haya dicho, se presente para recibir la Comuniónn, el sacerdote puede negarse a darle la comunion. Esto está en la declaración del Pontificio Consejo para los textos legislastivos sobre la Sagrada Comunión.
Los católicos vueltos a casar civilmente, por ejemplo, esta decisión propiamente hablando, no es una sanción ni una pena, tampoco es que el ministro de la Comunion este realizando un juicio sobre la culpa subjetiva de la persona, sino que esta reaccionando ante la indigna pública de la persona para recibir la Sagrada Comunión porque está en una situación pública y objetiva de alejamiento de Dios, un católico sería culpable de coorperación formal en el mal y tan indigno para presentarse a la Sagrada Comunión si deliberadamente votara, por ejemplo, a favor de un candidato porque el candidato, apoya la criminalidad, el aborto. Cuando un católico no comparte la posición a favor de el aborto pero vota a favor de ese candidato por otras razones, esto en considerado una cooperación material remota, que solamente puede ser admitida ante la presencia de razones proporcionalmente graves.
El hecho de que la iglesia renstrinja el acceso a la comunión solamente a los católicos, se ha convertido en una materia de debate, la gente dice «pero ¿por qué solamente los católicos pueden recibir la comunión?» bueno. por unas sencillas razones, vamos a explicarlas, al recibir la Comunión recibimos el cuerpo, la sangre, el alma, la divinidad de nuestro señor Jesucrito , lo que aumenta en nuestros corazones una unión íntima con él y estar unidos íntimamente a Cristo, implica también estar unidos con los que estan unidos a él, llegamos así a lo que se conoce como la unión eclesial, por la comunión eucarística nosotros entramos en Comunión con Cristo, nos consolidamos en la Comunión con la iglesia, entonces, quien no pertenece a la iglesia no puede tomar parte de la comunión eucarística.
Hay que comulgar recibiendo la Eucaristía como lo que es, cuerpo, sangre, alma y divinidad de nuestro señor Jesucristo con una fe viva de su presencia real en estas especies, creer esto es algo muy comprometido porque significa creer en la verdad completa revelada en Cristo, no solo aceptando intelectualmente un determinado conocimiento sino también adecuando nuestra vida a este conocimiento, por eso se habla de fe viva, porque comulgar es aceptar lo que dice la iglesia. También la Eucaristía consolida la comunión con la iglesia y a la vez exige como condición previa que tú estes de acuerdo con la iglesia, recibir la comunión eucarística sin estar en plena comunión con la iglesia es absurdo porque no realiza el aspecto significativo característico del Sacramento y al no significar tampoco causa nada, como agrega que el deseo y la necesidad espiritual de recibir la comunión es algo profundamente personal pero nunca un acontecimiento privado, justamente porque estamos frenta a un bien de iglesia del que nosotros no somos dueños.
Cuando no se respetan estas cosas, estamos alejandonos de esa verdad que Jesucristo nos enseñó, de esa verdad que Jesucristo quiere para cada uno de nosotros. La imposibilidad de celebrar juntos la Eucaristía entre confesiones religiosas diferentes, es una situación muy dolorosa pero el deseo intenso de querer hacer algo juntos no siempre significa que sea eso lo más conveniente, la eliminación del dolor ante la división sin la eliminación de sus causas, lo único que hace es empeorar las cosas, por eso es necesario no perder de vista que la disciplina de la iglesia que prohíbe la comunión entre la distintas religiones no es la causa de la división sino la consecuencia. Las causas se descubren y se remueven dialogando, buscando la verdad entre todos que es un proceso largo, un proceso a veces canzón pero que cuando lo recorremos con paciencia y con perseverancia, nos permite una serie de reacciones muy positivas.
Recibir la Eucaristia, requiere estar preparados en armonía y unidad con Cristo ¿por qué? porque Cristo es Dios amigos y con Dios ¡siempre ganamos!
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