Cien años educando, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
El 8 de enero de 1923 se fundó el Colegio San Ignacio con 120 alumnos en el centro de Caracas, en la esquina de Mijares; desde el inicio tanto el Arzobispo de Caracas de aquel tiempo, Monseñor Felipe Rincón González como el nuncio monseñor Felipe Cortesi, los superiores jesuitas y unos trece jesuitas más se encargaron de conducir el colegio. El primer rector fue el padre Luis Zumalabe.
Fue en 1954 cuando el colegio se trasladó a su sede actual en Chacao y su rector fue el padre José María Salaberria, los sacerdotes jesuitas venían para responder a la necesidad de brindar una excelente formación académica de hombres católicos libres, responsables, competentes, capaces de unir la fe con la ciencia y la vida diaria, que supieran comprometerse con la sociedad en que vivían, que supieran poner en práctica el lema «En todo amar y servir»; para esto necesitaban hacer conocer bien la doctrina católica, enseñar a amar y defender a la Iglesia y con ella al Papa.
En medio de una sociedad laicista, con pocas relaciones entre la Iglesia y el Estado era imperativo hacer de cada alumno un amigo personal de Jesucristo para que lo vieran como modelo de vida y en esa base relacionarse con las demás personas de cualquier condición, en especial con los más necesitados, relacionarse con la naturaleza y con la creación, además necesitaban enseñar a relacionarse con Dios a través de la oración, siguiendo el método de su fundador Ignacio de Loyola en lo que a la oración se refiere, orar tanto con la razón como con los cinco sentidos.
Desde su inicio se creó la congregación mariana por el amor tan grande de los jesuitas hacia la Madre de Dios y se inició también a los alumnos en los deportes como fútbol, natación, excursionismo, baloncesto. Han sido muchos cientos de hombres los que han egresado del Colegio San Ignacio en estos cien años, cantidad de ellos han sido efectivamente líderes de la sociedad, llegando a ocupar puestos desde la presidencia de la República pasando por dirigentes de las principales instituciones que rigen el país tanto en materia política como económica, cultural, educativa, social, ocupándose de mejorar la situación de los más necesitados y de acompañarlos en sus procesos de vida.
Amigos, poder palpar de primera mano el amor de los alumnos y exalumnos por su colegio y el orgullo infinito cuando cantan el himno de la institución, es constatar el buen trabajo educativo que han sabido sembrar todos los maestros, maestras, profesores y sacerdotes que han trabajado en el colegio; para ellos nuestras felicitaciones más sinceras y calurosas, pues junto a los alumnos y exalumnos le han brindado y le siguen brindando una inmensa influencia positiva, esperanzadora de desarrollo real en todos los niveles y aspectos a nuestra sociedad.
El Colegio San Ignacio con su centenario le dice a todos que su empeño por la educación de calidad no es un mero fuego artificial, no es tampoco algo de momento, es una conciencia clara de la necesidad de formación de ciudadanos en materia de pedagogía de la interioridad con la enseñanza de la oración, la pedagogía de la contemplación, de la escucha, del diálogo que llevan a la inclusión, al esfuerzo y a la voluntad por saber y a desarrollar la creatividad, pudiendo fomentar así la sensibilidad y la solidaridad, porque su mayor ideal es llevar a Dios a todos, porque saben que con Dios ¡siempre ganamos!
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