Celebración la fiesta de la santa madre de Dios, por María García de Fleury
María García de Fleury
Quiero darle un saludo muy cordial a todos, hoy que empezamos un año nuevo. Empezar un nuevo año es recordar que seguimos peregrinando en el tiempo como ciudadanos de una sociedad y lo comenzamos haciendo referencia al título más sorprendente que puede tener una criatura humana: Madre de Dios. Esto significa que el salvador del mundo no solamente nació en ella, sino nació de ella. El hijo formado en sus entrañas es el mismísimo hijo de Dios nacido de la carne y en la carne.
Una vida que empieza es apasionante, ver nacer la vida. Cada vez que nace algo o alguien, es maravilloso. Hay en ello un misterio, una posibilidad nueva jamás vista y que aparece. ¿Qué será este niño? En este pequeñito que María ha traído al mundo, un mundo nuevo empieza. Una renovación total del universo entero, un cambio radical de la humanidad.
Piensa en todo lo que ha comenzado, en todo lo que se ha desarrollado después a partir de este recién nacido. Celebrar la fiesta de la santa madre de Dios vuelve a dibujar en el rostro la sonrisa de sentirnos pueblo, se sentirnos que pertenecemos los unos a los otros. De saber que podemos encontrar dentro de una familia o comunidad, el clima y el calor que permite crecer humanamente.
Celebrar la fiesta de la santa madre de Dios, recuerda que no somos mercancía intercambiable, tampoco somos terminales receptores de información. Somos hijos, somos familia, somos pueblo de Dios. Es el primer año del día civil y el día de la jornada mundial de la paz. El 31 de diciembre y el 1 de enero, son fechas propicias para la reflexión personal y mas aun para pensar en la realidad justo cuando finaliza un año marcado por la pandemia.
Al comenzar el año civil, recordamos a la virgen María que dio a luz al mundo a Jesús, el príncipe de la paz. La virgen María, modelo y signo de la iglesia indica que también estamos llamados a ser portadores de paz a nuestro mundo.
Pensando en los conflictos actuales, oremos para que solucionen pacíficamente, pero si vamos a la vez lucidos para descubrir las causas de los enfrentamientos. Pero no es difícil descubrir que en el origen de casi todos los problemas, existen situaciones de injusticia , intereses políticos, económicos, por ello es necesario mantener bien abierto los ojos para denunciar las causas que provocan las guerras.
Presionemos a nuestros gobernantes para que sean defensores firmes de la no violencia , para solucionar las situaciones conflictivas que se dan en este mundo. Busquen este año desear a otros la bendición de Dios, repite muchas veces que el señor te bendiga y te proteja y que la bendición de Dios este sobre nosotros, sobre nuestras familias, sobre nuestro país porque con Dios ¡siempre ganamos!