Cazar pitones ayuda a superar el estrés postraumático de los excombatientes - 800Noticias
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EFE

Como una manera de aliviar el estrés postraumático, grupos de excombatientes en Irak y Afganistán se adentran desde 2009 en el enorme humedal de los Everglades, en el sur de Florida, para ayudar a atajar la invasión de pitones birmanas que amenaza un ecosistema subtropical único.

Son los Swam Apes, literalmente monos de ciénaga, y su líder es el experto cazador de serpientes Tom Rahill, quien fundó esta organización para ayudar a los «veteranos», como son conocidos en Estados Unidos, donde este lunes se celebra su día.

Stan Lake, Shawn Patterson y David Charles pertenecían al mismo pelotón de la Guardia Nacional y en 2005 fueron enviados por un año a Irak, donde se encargaban del transporte de mercancías por todo el territorio, el segundo trabajo más peligroso de todo el ejército, según dijeron a Efe durante un recorrido por los Everglades.

Rahill enseña a los exmilitares a desenvolverse en este parque natural de 607.500 hectáreas situado en el centro del extremo meridional de la península de Florida y convertido en la casa de decenas de miles de pitones que han acabado con un 90 % de la fauna autóctona, según organizaciones de defensa del medio ambiente.

«Es una especie invasora exótica, lo que significa que su presencia tiene un impacto negativo en el resto de animales», advierte Rahill mientras acaricia uno de estos reptiles recién atrapado.

VIDA DE CIVIL

Ataviado con ropa de color caqui, botas y sombrero y su melena recogida en una trenza, Rahill dice que su proyecto persigue que aquellos que arriesgaron su vida por el país «puedan olvidar lo que han vivido y se centren en lo que tienen que hacer para seguir adelante con sus vidas», dice a Efe.

«He tenido algunos héroes hablando de su primera muerte y de sus acciones heroicas. Algunas de estos recuerdos se quedan en la cabeza y son difíciles de superar. He podido ayudarlos en este ambiente natural, mediante el propósito de deshacerse de estos preciosos animales que están destrozando los Everglades».

Momentos antes de emprender la caza, Patterson señala que el suyo fue el único escuadrón que no perdió a nadie en combate durante el periodo que estuvieron destinados, pero asegura que, a pesar de ello, quedan heridas emocionales.

Este hombre de 34 años va a terapia semanalmente, pero dice que esto le ayuda diez veces más, ya que le es más fácil abrirse aquí, en medio de la naturaleza, que sentado frente a alguien en una clínica.

«Es impresionante poder recolectar las especies que están dañando a otros animales y a las especies. Tienes una misión, tienes un propósito y no estas preocupado del estrés del resto de la vida. Solo te preocupa la misión», añade Charles.

Las pitones birmanas, que pueden superar los seis metros de largo y los cien kilos de peso, llegaron a esta región de los Estados Unidos hace décadas y encontraron en este gigantesco humedal un lugar ideal para reproducirse.

Un dato impactante es que cada hembra es capaz de poner hasta cien huevos al año.

Una teoría señala al devastador huracán Andrew de 1992 como el causante de la proliferación de esta especie en los Everglades, aunque Rahill cree que eso fue una desafortunada coincidencia.

A su juicio, la culpa es de los ciudadanos que se compran una pitón birmana de mascota cuando apenas tienen unos meses y, una vez alcanzan su tamaño máximo, se deshacen de ellas.

LA CAZA

Conforme baja el sol y el parque de los Everglades cierra sus puertas, los cuatro hombres se preparan para la caza y para una larga noche durante la que recorrerán con luces halógenas los caminos de este paraje natural a la espera de avistar alguno de estos escurridizos reptiles de piel parda.

La oscuridad es el mejor momento para esta actividad ya que es el momento en el que estas serpientes salen de sus madrigueras para alimentarse y porque se acercan al asfalto que todavía está caliente después de haber absorbido los rayos solares durante todo el día.

Pero hay que ser paciente y estar alerta, informa Rahill, que junto a sus Swamp Apes ha capturado hasta ahora 1.200 pitones birmanas.

«Nuestro objetivo final es tener un terapeuta con nosotros y que en vez de hablar conmigo, tengan un terapeuta que sabe cómo sanarlos», comenta ilusionado Rahill, que por el momento no ha conseguido financiación para esta parte de su proyecto.

A la más mínima señal de movimiento, los cuatro hombres saltan al unísono del todoterreno y se lanzan a la espesura de los Everglades, donde en cada ciénaga puedes encontrar cocodrilos, caimanes, jabalíes y serpientes.

Lo que a muchos les pone los pelos de punta, a estos excombatientes «les relaja, les quita las pesadillas y les hace recuperar el sentido a sus vidas.»

Actualmente existen dos programas para la erradicación de esta especie invasora mediante la contratación de cazadores, que las atrapan y las entregan a las autoridades para que las sacrifiquen.

Estos cazadores tienen un sueldo de 8,45 dólares por hora, por cada pitón de cuatro pies (1,21 metros) que capturen obtienen cincuenta dólares, y por cada pie (30 centímetros) extra reciben 25 más. EFE

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