Cumbre de G7 con 9 restaurantes y sin aire acondicionado - 800Noticias
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El lugar donde se reúnen los jefes de Estado de las siete principales naciones industriales (Alemania, Francia, Italia, Japón, Canadá, Gran Bretaña y Estados Unidos) depende del país encargado de celebrar la cumbre. En esta ocasión es Alemania y, en concreto, el castillo de Elmau, donde ya se celebró otra reunión del G7 en 2015.

El castillo de Elmau, en el sur de Alemania y cerca de la frontera con Austria, tiene una ubicación hermosa y remota. «Hay pocos lugares en Alemania que puedan protegerse tan bien como el castillo de Elmau, porque está aislado, pero no muy lejos de todo», dice a DW el propietario y gerente del hotel, Dietmar Müller-Elmau. La metrópoli de Múnich está a solo una hora y media en coche. Además, se puede acceder al sitio con rapidez, ya sea en coche o en helicóptero.

Tradición de intercambio político

El castillo, construido entre 1914 y 1916, tuvo mucha influencia de su constructor, Johannes Müller. El filósofo, escritor y teólogo tuvo una relación ambivalente con el régimen nazi. Por un lado, habló en contra del antisemitismo y, por otro lado, consideraba a Adolf Hitler como un «líder enviado por Dios». Después de la Segunda Guerra Mundial, Müller fue condenado por los aliados por su «glorificación de Hitler tanto de palabra como por escrito». Por esta razón, el Ejército estadounidense confiscó el castillo.

Después de apelar con éxito contra la sentencia, los hijos de Müller se convirtieron en propietarios en 1961. Hoy el castillo pertenece a Dietmar Müller-Elmau, nieto de Johannes Müller, quien siempre ha apostado por el intercambio germano-judío y las relaciones transatlánticas. Por eso no es de extrañar que haya habido muchas reuniones políticas en el castillo, muchas de ellas en secreto.

En agosto de 2005, sufrió graves daños por un gran incendio. La reconstrucción se completó a mediados de 2007, luego recibió varios premios. Pero el propietario, Dietmar Müller-Elmau, tenía un objetivo: que fuera perfecto para acoger una cumbre del G7. Así que construyó otro hotel al lado del anterior, más pequeño, más íntimo, con suites amplias e idénticas para que ningún jefe de Estado se sintiera en desventaja. Y efectivamente su deseo se hizo realidad, porque el gobierno alemán inauguró el nuevo hotel en la cumbre del G7, en 2015.

El castillo, en un paraje apacible.

El castillo, en un paraje apacible.

¿Escondite o retiro?

El edificio principal tiene 115 habitaciones y suites y se llama «Hideaway”, escondite, porque es fácil perderse de vista entre las varias zonas comunes. El segundo hotel, inaugurado en 2015, a unos 100 metros del otro, tiene 47 suites y se llama «Retreat”, retiro, porque el huésped puede pasar tiempo en soledad.

El propietario del castillo Elmau, Dietmar Müller-Elmau, en la biblioteca.

El propietario del castillo Elmau, Dietmar Müller-Elmau, en la biblioteca.

Estrellas, ocho platos, nueve restaurantes

En el castillo, los huéspedes no pasan hambre, porque tiene 9 restaurantes, incluido el Luce d’Oro, galardonado con dos estrellas Michelin. Los sibaritas pueden degustar un menú de ocho platos por 249 euros.

Pero, a pesar de todo el lujo, el hotel no cuenta con aire acondicionado en todo el recinto, sino con el aire fresco nocturno de las montañas. La razón es que en el castillo apuestan por la sostenibilidad.

Los huéspedes tampoco encontrarán envases de plástico en las habitaciones, y los dulces o frutos secos están disponibles en envases retornables.

Otra curiosidad del hotel es que el 20 por ciento de la demanda eléctrica está cubierta por la planta de energía hidroeléctrica ubicada en el arroyo que fluye a través de la propiedad; el resto es electricidad verde procedente de una compañía energética. También hay una central térmica, que funciona en gran parte con desechos de madera. Habrá otra planta a finales de año, y entonces no será necesario el suministro de gas.

Con información de DW

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