Beso arcoíris, la práctica que pone en riesgo la salud
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Se trata de un peligroso intercambio de fluidos masivo que involucra mucho más que sólo saliva.
¿Hasta dónde estarías dispuesta a llegar por placer?
Está científicamente comprobado que el sexo nos hace idiotas. Cuando la excitación sexual alcanza su tope justo antes del orgasmo, llega un instante en el que nada importa. El miedo desaparece, la vergüenza no existe; ni siquiera el dolor, pues un subidón de endorfinas provoca un aumento en su umbral del 107 %.
No es para menos: un cocktail de neurotransmisores se apoderan de la razón y el control, desconectando la corteza orbitofrontal, área del cerebro relacionada con estos procesos. En ese momento nada vale más que perseguir el placer hasta alcanzarlo.
Es un instante de franca debilidad en el que estamos totalmente vulnerables, es posible hacerte daño o hacerle daño a tu pareja sin siquiera notarlo con un movimiento violento en exceso que lastime sus órganos sexuales o que exponga su cuerpo a un riesgo del entorno que resulta imposible detectar durante el orgasmo, pero… ¿qué pasa si en el momento de clímax te haces daño de una forma mucho más sutil cegado por la excitación? ¿Qué si el intenso placer te lleva a alguna conducta de peligro para ambos?
Es el caso del beso arcoíris, una práctica sexual peligrosa para la salud que, alentada por la curiosidad, es referida en charlas adolescentes y forma parte de un mito urbano en el presente.
¿Qué es el beso arcoíris?
Un intercambio de fluidos masivo que involucra mucho más que sólo saliva o semen. Las instrucciones para realizarlo son sencillas:
Una pareja se da sexo oral mutuo. El hombre debe eyacular en la boca de su pareja, mientras que la mujer debe estar menstruando para que ambos fluidos (tanto el semen como la sangre) se concentren en la boca de cada uno, sólo para besarse intensamente, con cuidado de dejar caer lo menos posible del fluido y pasarlo a la boca del otro. Una vez que el semen, la sangre y la saliva de ambos se combinan, habrán logrado el beso arcoíris.
Más allá de las absurdas reglas de la moral impuestas por la sociedad, practicar el beso arcoíris podría acarrear graves problemas de salud para una pareja. El intercambio de fluidos sin protección te hace vulnerable a cualquier enfermedad de transmisión sexual, peor aun si se trata de un encuentro casual con una persona cuyos hábitos de salud desconoces.
Con información de Cultura Colectiva