Análisis | El burofax de Messi como epílogo de un club en descomposición
EFE
El envío del burofax de Leo Messi al Barcelona para hacer oficial su intención de marcharse ha sido el epílogo de una crisis institucional, económica y deportiva que se venía cociendo desde el curso después del triplete conquistado, una noche de 2015 en Berlín, y que está poniendo definitivamente a prueba la resiliencia de Josep Maria Bartomeu en el sillón presidencial.
Ninguna otra noticia que pueda acontecer en las próximos días, semanas, meses y años causará tanto impacto negativo en el barcelonismo como el adiós del mejor jugador de su historia, quien está cerca de irse del club de su vida de la peor manera posible: después de una derrota histórica por bochornosa que sería su última imagen como jugador azulgrana, sin poder despedirse de la afición en un Camp Nou lleno, enemistado con la directiva y con el peligro de que su marcha acabe en los juzgados.
El descenso en caída libre del Barcelona en las últimas temporadas parece ser demasiado hasta para un jugador que estaba decidido a completar íntegramente su carrera profesional en Europa en el club que apostó por él cuando tenía 12 años y llegó procedente de Rosario.
Las razones para explicar el envío del burofax son muchas, pero en el pedestal de las más relevantes sin duda están la ruina en la que se convirtió el proyecto deportivo del club, su inexistente relación con la junta directiva de Bartomeu y el adiós de Luis Suárez, su amigo íntimo, a quien el lunes se le dijo que no se contaba con él mediante una llamada telefónica.
Por eso una buena parte del barcelonismo, empezando por miembros de la oposición como Joan Laporta, Emili Rousaud o Víctor Font, está señalando directamente al presidente y su junta directiva como los culpables de la noticia que ya ha dado la vuelta al mundo.
Pero si algo está demostrando la oposición en las horas posteriores a la bomba informativa es su desunión.
Minutos después de que Víctor Font dijera que su precandidatura apoyaría la moción de censura anunciada en julio por el colectivo ‘Cor Blaugrana’, la asociación ‘Manifest Blaugrana’ emitió un comunicado en el que explicó que el viernes presentará una moción si, antes de esa fecha, Bartomeu no consigue reconducir la situación de Messi y dimite junto a su junta directiva.
En el carrusel de reacciones que tuvieron lugar este martes a última hora, no tardó en salir Jordi Farré, precandidato en las elecciones del 2015 y quien ya se ha postulado de cara a las siguientes, para anunciar que hoy miércoles por la mañana solicitaría una moción de censura. Y así lo ha hecho a primera hora.
Si el club le diera el visto bueno para iniciarla (se tienen que cumplir unos requisitos), no podría tener lugar otra moción de censura hasta que hubiese pasado un año de la anterior.
La situación del Barcelona es esperpéntica y aún es imposible precisar cuál sería la magnitud de las consecuencias de la marcha de Messi si finalmente se hace oficial.
Pero estas irían mucho más allá del terreno deportivo, en el cual el Barcelona está a solo tres semanas de empezar el nuevo curso y ya se ha quedado sin su tercer máximo goleador histórico, Luis Suárez.
Si a él se le añade Messi, esto sucedería justo cuando el club debe renovar el contrato con Rakuten, su patrocinador principal (aporta 55 millones de euros anuales), y con Beko (19 millones de euros anuales), además de encontrarse en plena búsqueda de una empresa que se haga cargo de los ‘title rights’ del Camp Nou que deben financiar gran parte de la construcción del Espai Barça.
Es una evidencia que el impacto de la marca Barça sería mucho menor sin Messi y Suárez (sobre todo sin Messi), como ya lo empezó a ser el verano que se marchó Neymar. Y la tesorería del club no está ahora ni mucho menos para hacer grandes inversiones en fichajes estelares.
En estas condiciones, Ronald Koeman, el héroe de Wembley, un emblema del Barcelona, se propone empezar un nuevo proyecto que a día de hoy avanza totalmente desorientado. Nadie sabe qué cara tendrá el once titular que se presentará en la primera jornada de Liga.
Es incierto el número de vacas sagradas que no formarán parte del mismo y algunos jugadores tendrán que llegar para tratar de aminorar los descomunales cráteres que se están originando en la plantilla azulgrana. El mayor de todos, el que probablemente deje el mejor jugador de la historia.