¿Amar, qué es eso?, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
Ningún tema es más importante que el tema del amor, todos los días se puede hablar del amor y más cuando se habla del Sagrado Corazón de Jesús, donde Cristo mismo quiere enseñarnos su amor. Ningún tema es más incomprendido en nuestros días que el tema del amor, pero la mayoría de las personas maduras, si se les pide que elijan solo una palabra para el significado de la vida, para decir cuál es el mayor valor de la vida, cuál es el regalo más importante que uno puede dar o recibir, qué es lo que nos hace más felices, lo que nos hace más santos, cuál es la sabiduría suprema e, incluso, cuál es la vida interior eterna de Dios, todos responderían que es el amor, y tienen razón.
La palabra de Dios dice directo, el amor es lo más grande que hay. Lo encontramos en la primera carta de San Pablo a los Corintios, en el capítulo 13. La sagrada escritura también dice “Dios es amor”. Nunca dice que Dios es justicia, belleza o rectitud, aunque él es justo, él es hermoso, recto, pero Dios es amor y es la definición que da San Juan en su primera carta, en el capítulo 1. No solo amor, aunque también lo es, es por eso que él es Trinidad, él es amor, él es amado, amoroso, amor completo en tres personas.
El amor es la esencia de Dios, todo su ser, todo en él es amor. Incluso, su justicia es amor. San Pablo identifica la justicia de Dios en Romanos, capítulo 1, con el evento aparente más injusto de toda la historia. El asesinato de Dios, la crucifixión, porque ese fue el gran acto de amor de Dios, por nuestra parte, eso ha sido lo más injusto, malvado, odioso, que hemos hecho, pero de parte de Dios esa fue su perfecta justicia, porque fue perfecto amor y, tan bueno es, que llamamos a la festividad en la que celebramos ese acto asesino “Viernes Santo”.
No existe palabra más incomprendida en nuestra sociedad que la palabra amor, en el libro “Los cuatro amores” de C.S. Lewis, se distingue claramente el amor sobrenatural, el ágape, el tipo de amor que Cristo vino a darnos, que Cristo vivió y enseñó, luego, habla de los amores naturales, storche, que es el amor de la fe, el agrado natural, el eros, el deseo sexual natural, el filia que es la amistad humana natural, todos los amores naturales son buenos, pero el amor sobrenatural, el amor que Dios es ágape, es lo más grande del mundo, y parte del Evangelio, la buena noticia, es que ese amor ágape está disponible para todos y cada uno de nosotros. Cristo es quien conecta a ese suministro infinito de amor divino.
La antigua palabra para ágape en inglés era caridad, desafortunadamente, esa palabra ahora significa para la mayoría de la gente, simplemente, donaciones a los mendigos, pero la palabra amor, el verdadero amor, es buscar el bien de la otra persona, lo que la hace feliz, lo que la perfecciona, buscar el bien del otro precisamente en cuanto al otro, no por mí, sino desde mí para el otro, tal como es, amar como Dios ama a cada uno de nosotros, tal como somos, buscando que siempre seamos mejores y más felices, mostrándonos que con Dios siempre ganamos.
