Alí Castillo, el campeón bate de la LVBP con el mayor promedio, comenta su hazaña - 800Noticias
800Noticias
Deportes Beisbol

800 Noticias

Alí Castillo atravesó por un lento inicio de temporada, en el que pasó inadvertido. Apenas ligó cinco imparables en sus primeros 22 turnos, para un anodino promedio de .227, en seis encuentros.

Tal vez el parón durante el verano por la pandemia del Covid-19 lo afectó, o la eventualidad de jugar en un parque ajeno a las Águilas del Zulia, como el Antonio Herrera Gutiérrez, le incomodó. Quizás solo se trató de los imponderables del biesbol. Pero en el séptimo desafío de los rapaces ligó de 5-4 y de allí en adelante no paró de batear, apenas dejó de conectar imparables en cuatro de sus siguientes 31 partidos, lapso en el que golpeó para .469.

Una actuación que le convirtió apenas en el quinto toletero en la historia de la LVBP que alcanza un título de bateo con .400 o más de promedio.

“Me siento feliz de haber sido parte de esta hazaña con el equipo Águilas del Zulia”, destacó Castillo, en una entrevista con el circuito radial rapaz.

El average del paleador derecho se situó en cota récord de .430, que le ayudó a comprar la membresía en el exclusivo club al que pertenecen el cubano Pablo García (.402, 1946), Víctor Davalillo (.400, 1962-1963), Dave Parker (.401, 1976-1977) y Bob Abreu (.419, 1998-1999).

“Contento por el trabajo que he realizado durante tantos años. Este el fruto de ese esfuerzo, del día a día, la constancia. Gracias a Dios, se dieron las cosas. Fue un año estupendo, a pesar del comienzo. Salimos a jugar, a luchar cada día y ahí está el resultado”, apuntó.

Castillo, de 31 años de edad, es uno de los mejores peloteros del circuito empuñando un madero desde su debut en la campaña 2012-2013, con un promedio vitalicio de .331. En la zafra 2017-2018, había golpeado para .408, gracias a 51 hits en 125 veces al bate, pero no llenó los requisitos mínimos para aparecer en el liderato del departamento. Ahora, con la campaña acortada, estuvo por encima de aquel desempeño (de 135-58).

“Soy su admirador”, lo elogió Alex Romero, que durante la ronda regular se convirtió apenas en decimocuarto jugador en los anales de la LVBP, con al menos 900 imparables y el penúltimo campeón bate del Zulia. “Me encanta la forma como juega a la pelota, se entrega en el terreno. Nos la llevamos bastante bien, dentro y fuera del terreno. Estamos en las buenas en las malas. Es un gran pelotero y valioso para un equipo, porque es un comodín. No solo batea, juega segunda, short, tercera, center field, primera. Juega, no es que lo ponen ahí. Lo hace de la manera como se debe jugar el beisbol”.

El utility se perdió los últimos dos encuentros de la eliminatoria por problemas de salud, pero ya había asegurado su corona, pese a la arremetida de Danry Vásquez (.414) y Hernán Pérez (.404), que también engrosaron el libro de récords de la liga, al elevar a tres los bateadores de .400 en una campaña.

Aunque antes, Castillo estuvo muy cerca de ausentarse por varios días y de perderse su encuentro con la historia.

“No tiene nombre lo que hizo. Todos ven su compromiso, su entrega por el equipo, los batazos que dio, que se ganó el título de bateo en la temporada. Eso es lo que ve la gente, pero la realidad es que hay mucho más detrás de eso”, refirió el manager Rouglas Odsor a la LVBP.com. “Está el liderazgo dentro y fuera del clubhouse, y, sobretodo, la manera como estuvo jugando, prácticamente toda la temporada lastimado. Muy poca gente ve esas cosas”.

Castillo logró sobreponerse y tuvo arrestos para transitar el calendario, pese al dolor.

“Hubo un momento en que no solamente eran molestias físicas, lidió con uña completamente rota del dedo gordo de unos de sus pies. Sangraba. Estuvimos a punto de descansarlo unos cuantos días y no se quiso salir del lineup. Salió muy lastimado al terreno y siempre se entregó al equipo, dio lo mejor de él. Es un ejemplo de compromiso con Águilas y la fanaticada, con sus compañeros”, abundó el estratega del Zulia.

Solo una taquicardia, que debió ser tratada en una clínica, detuvo al corajudo Castillo en la última jornada del campeonato.

Tenía muchas ganas de salir al terreno de juego para buscar la clasificación hasta el final”, afirmó. “Lamentablemente, no pude. Quería seguir haciendo esos récords, quería este año positivo”.

Castillo es apenas el tercer campeón bate en la historia del Zulia. El primero fue Terry Francona, con .350 puntos, en la campaña 1986-1987. Luego lo hizo Romero, en la contienda 2015-2016, con .396 puntos.

“Su preparación fue muy importante para conseguir lo que hizo”, agregó Odor sobre Castillo, a quien usó en el 70% de sus encuentros como abridor en el orden y respondió con un OBP de .500 y un OPS de 1.032, en 106 apariciones legales.

“He trabajado mucho en tratar de hacerle swing a pitcheos en la zona, de tomar más base por bolas, de estar más en circulación y salir a disfrutar del juego”, glosó Castillo. “Concentrado en el dugout de lo estaba lanzado el pitcher, cuál era su secuencia de envíos. Me ayudó mucho estar pendiente del juego inning por inning, de cómo iba el juego”.

Esa enorme voluntad y actuación individual no alcanzó para que Zulia avanzara a la postemporada, pero Castillo valoró el esfuerzo de conjunto.

“Luchamos hasta el final, pudimos engranar al equipo, lo unimos y, a pesar de los muchachos jóvenes, que todos mostraron talento y ganas de jugar. Eso se agradece”, enfatizó Castillo.

Odor, por su parte, nunca olvidará lo que hizo su capitán, aunque no sea un título que ostente de manera oficial.

“Estoy muy agradecido por su lealtad, honestidad y su compromiso hacia el equipo. Muy contento por lo que hizo”, puntualizó el estratega.

Con información de LVBP.

Síguenos por @800noticias