Algo sobre el Cardenal Jorge Urosa Savino, por María García de Fleury - 800Noticias
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El Cardenal Jorge Urosa acaba de fallecer, dejó su último respiro en esta vida para entrar en lo que el estaba seguro es la vida eterna, la vida junto con ese Dios a quien tanto amó y a quien le dedicó su vida completa desde jovencito hasta sus 79 años cumplidos.

Realistamente consciente de lo que podía ocurrirle escribió una carta para todos donde hablaba de la felicidad de haber vivido como sacerdote, donde pedía perdón por lo que hubiera podido haber herido a alguien, donde se despedía de esta vida terrenal demostrando que no se sentía responsable ante algo, sino ante alguien; aceptó su última enfermedad porque conocía los porqués, conocía que puesto en las manos de Dios todas las cosas se ordenan en función del bien de la persona para su salvación.

Para el Cardenal Urosa, el argumento de que «el cielo proclama la gloria de Dios» era una realidad, su partida en este mundo ha permitido ver que también se puede llegar a conocer a Dios a través de las sombras, la salud se aprecia más después de una enfermedad. El mundo moderno tiene muchos encuentros con Dios, pero no sabe que lo ha encontrado, nuestros encuentros con Dios se pueden producir en un momento de disgustos, en una enfermedad.

El ciego de nacimiento que narra el evangelio de San Juan, que le pidió a Jesús que lo curara, cuando le preguntaron quien lo había curado, dijo «Si es pecador no lo sé, pero una cosa me consta, yo era ciego y ahora veo». La mujer samaritana que vivía en adulterio, no supo quien era ese hombre que le hablaba junto al pozo de agua, solo al final lo reconoció como el salvador del mundo.

Cuando sentimos que somos impotente frente a la vida, que somos ineficaces, el único que puede ayudarnos es Dios si lo dejamos entrar dentro de nosotros, he aquí cuando uno se enfrenta  con el problema de la existencia, aún cuando hemos desarrollado y conocido un nuevo ideal necesitamos una fuerza interior que nos ayude, esa fuerza es la gracia de Dios.

El cuerpo no puede curarse solo, es necesaria la medicina de afuera, la mente no puede educarse sin maestros; el cardenal Urosa enseñó a lo largo de toda su vida la necesidad de buscar la ayuda de la gracia de Dios, siempre tuvo un ideal y una meta clara hacia donde debería dirigir su vida y por eso dijo que se sentía feliz de haber vivido como sacerdote.

Trabajar por un objetivo es perseverar en la búsqueda de ese ideal, repitiendo lo que es bueno y lo que hace que crezcamos. Podemos imaginar a Dios todas las mañana diciéndole al sol » Sal de nuevo» y a las flores «Floreen otra vez» y a los frutos de los árboles «Produzcan otra vez el mismo fruto».

El cardenal Urosa perseveró como buen sacerdote, sabía que vale la pena vivir cuando vivimos para acercarnos a Dios, por eso, se dedicó a buscar ese encuentro con Dios y con la santísima Virgen a quien tanto amaba, especialmente en la advocación de Coromoto y a quien nombró Patrona de la arquidiócesis de Caracas.

¿Sabía que al igual que el mundo marcha solamente con las repetición del sol saliendo todos los días?, también los seres humanos necesitamos de la repetición estable de la búsqueda de Dios en nuestras vidas.

Monseñor Urosa, hoy le damos las gracias por su testimonio de vida y le decimos ¡Descanse en paz!, porque llegó su meta; conocedor de que con Dios siempre ganamos.

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