Alcaraz se reencuentra con la victoria en Basilea - 800Noticias
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EFE

Después de su prematura derrota en el Astaná Open, Carlos Alcaraz debutó en el ATP 500 de Basilea con una victoria sobre el británico Jack Draper (3-6, 6-2 y 7-5) para recuperar el pulso a la condición de número uno que consiguió tras vencer en la final de US Open al noruego Casper Ruud.

Desde aquel día, Alcaraz sólo ha disputado tres partidos. El primero, en la Copa Davis, donde superó al coreano Kwon Soon-woo; el segundo, en la primera ronda de Astaná: cayó frente al belga David Goffin; y, el tercero, este lunes, contra Draper, que sirvió para recuperar el buen sabor de boca que siempre deja una victoria.

Draper, 45 del ránking ATP, era un rival inédito para Alcaraz. Nunca se había enfrentado antes al tenista de Sutton, que en alguna ocasión ha reconocido que el español es un espejo en el que mirarse. Con 19 años, Alcaraz ya es un ejemplo para un competidor de 20. Parece que las nuevas generaciones poco a poco se abren paso y Alcaraz está destinado a ser una de las banderas de los nacidos a principios de siglo.

El tenista británico no se amilanó por jugar ante uno de los jugadores del circuito que admira. Saltó a la pista muy inspirado y ya en el tercer juego logró una primera rotura de servicio con la que marcó territorio en el primer set. Alcaraz, a rebufo desde muy pronto, no fue capaz de levantar cabeza y al final hincó la rodilla tras sufrir otra rotura en el noveno juego.

Con un 3-6 en contra, Alcaraz, herido en su orgullo, comenzó fuerte el segundo set. Por primera vez, en el primer juego, firmó un ‘break’que repitió en su siguiente intento. Y, ya con un 3-0 favorable, tomó la directa hasta llevarse la segunda manga con un cómodo 6-2.

Sin embargo, a Draper no le temblaron las piernas. Estrenó el set decisivo con un servicio en blanco al que contestó Alcaraz rápidamente. Y, luego, comenzó un intercambio de golpes que llegó hasta el décimo juego, cuando, por fin, el tenista británico cedió su servicio.

Aún así, Alcaraz necesitó tres bolas de partido para doblegar a su rival, que se resistía a tirar la toalla. Finalmente, tras más de dos horas de partido, el tenista murciano pudo con la resistencia de su rival, se reencontró con la victoria e hizo honor a su condición de número uno.

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