Adviento, tiempo de esperanza y coronas
Por María García de Fleury
El adviento es un tiempo de alegría y esperanza único en la iglesia, encendemos velas en medio de la oscuridad, es tiempo de reunirnos como amigos y familia para esperar con ilusión y celebrar la venida de nuestro Salvador Jesucristo porque él es la razón de esta celebración.
La Iglesia Católica señala el adviento como el comienzo de un nuevo año litúrgico, comenzamos el año de nuevo preparándonos para un acontecimiento que ocurre en la historia y al mismo tiempo la trasciende cómo dibujo Pablo II. A medida que los días se acortan en muchas partes del mundo, entramos en una época de espera y preparación, esperamos con impaciencia el nacimiento de Jesús, el único salvador del mundo, es también la primera estación del nuevo año litúrgico y aunque nunca se mencione explícitamente en la Biblia, el adviento está inspirado en las Escrituras.
Isaías, el profeta mesiánico, predijo el nacimiento de Jesús siglos antes de que tuviera lugar, y en una de esas partes dice. «Por eso el Señor mismo nos dará una señal, la joven embarazada a punto de dar a luz tendrá un hijo por nombre Emmanuel». En los evangelios vemos el cumplimiento de esta profecía.
Adviento son las cuatro semanas anteriores a Navidad, que se celebran como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor, por eso, desde los hogares hasta las iglesias, escuelas y oficinas se elabora la Corona de Adviento como un símbolo común del tiempo litúrgico, su objetivo es literalmente iluminar el camino hacia la verdadera luz del mundo, la corona es circular, hecha normalmente de hoja perenne como el pino que nunca se envejece, representa el amor infinito y eterno de Dios por nosotros. También contiene cuatro velas y se van encendiendo cada domingo de Adviento, al encender la vela en familia se reza un padrenuestro, un Avemaría un gloria y un credo, se puede leer el pasaje del Evangelio de ese domingo y cada miembro de la familia se debería comprometer a hacer una acción buena de acuerdo a lo que dice la corona y se cantan aguinaldos.
La primera vela se enciende el primer domingo, es símbolo de esperanza, es la vela de la profecía y el compromiso es hacer algo por el amor familiar. La segunda vela se enciende junto con la primera vela y meditamos sobre la paz, la vela de Belén y el compromiso es vivir esa semana servicialidad dentro de la familia. El tercer domingo se encienden las dos velas anteriores junto con esta y el compromiso es ser mejor en familia, es domingo de alegría, domingo de gozo.
El cuarto domingo se prende la cuarta vela, es la vela del amor, la vela del ángel, es blanca, y nuestro compromiso debe ser hacer sentir la presencia de Dios en nuestra familia. Como dijo el Papa Benedicto XVI, la hermosa tarea del adviento es despertar en todos nosotros recuerdos de bondad y así abrir puertas de esperanza, porque viene a la tierra el único y verdadero salvado del mundo para ayudarnos consolarnos, traernos felicidad, enseñarnos el verdadero amor porque él es Dios y con Dios ¡siempre ganamos!
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