Acné hormonal: Causas y tratamientos - 800Noticias
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Agencias

Lo más característico del acné hormonal es su aparición en edades posteriores a la adolescencia. Es más severo y tiene mayor potencial para dejar marcas o cicatrices.

El acné hormonal es una modalidad de acné tardío que afecta principalmente a las mujeres. Se estima que el 30 % de mujeres entre los 25 y 30 años padece este tipo de problema. El porcentaje es de un 20 % para las mujeres entre los 22 y los 50 años.

Aunque no se trata de una patología grave, el acné hormonal a veces tiene un impacto importante en la imagen y el estado psicológico de los afectados. Puede llegar incluso a deteriorar la calidad de vida. Los desencadenantes son muchos, pero el factor hormonal siempre está presente.

El acné normal, o “acné vulgar”, es una condición muy frecuente durante la adolescencia. Se cree que hasta el 90 % de las personas lo han padecido. El acné hormonal, en cambio, es menos frecuente. Sin embargo, en las últimas décadas se ha incrementado su prevalencia en todo el mundo.

¿Qué es el acné hormonal?

El acné hormonal es el que tiene lugar en la edad adulta, posterior a la adolescencia. A veces reaparece simplemente, después de las edades juveniles; y otras veces se prolonga o persiste, tras haberlo sufrido en la etapa adolescente.

Este tipo de acné presenta algunas diferencias frente al acné vulgar. La primera de ellas es que las lesiones son inflamatorias y profundas. En cambio, los comedones son menos abundantes. Así mismo, el acné hormonal tiende a dejar cicatrices con mayor frecuencia, ya que la piel madura es más propensa a generar marcas.

Otra de las diferencias es la zona en la cual tiene lugar. El acné juvenil afecta principalmente la llamada “zona T”, conformada por la frente, la nariz y la barbilla. El acné hormonal se sitúa básicamente en el cuello y alrededor de la mandíbula y de la boca. En ambos casos, eventualmente puede aparecer en cualquier parte del cuerpo.

Causas del acné hormonal

Las causas del acné hormonal son muy variadas, pero en todos los casos están relacionadas con las hormonas. En particular, está asociado con el aumento de la testosterona.

Lo anterior tiene lugar por diversas razones. La primera de ellas es la menstruación irregular. Esta hace que la piel produzca más sebo, conduciendo a la obstaculización de los folículos y favoreciendo la aparición de granos.

Algo similar ocurre cuando una mujer presenta síndrome de ovarios poliquísticos (SOP). Este no produce el acné, pero sí lo favorece. El consumo habitual de tabaco también está relacionado con la aparición de este tipo de acné, así como el uso de cosméticos inadecuados.

El estrés es otro de los factores que incide directamente en la aparición de acné hormonal. Esto se debe a que este implica un aumento de la hormona cortisol y esta favorece el incremento de las hormonas androgénicas. La polución y la mala alimentación pueden actuar como coadyuvantes en este problema.

Síntomas y manifestaciones

El síntoma más evidente es la aparición de barros, espinillas y otro tipo de lesiones en la piel, en edades posteriores a la adolescencia. Esto puede suceder a cualquier edad, pero es más frecuente en el rango que va de los 24 a los 35 años.

A diferencia de lo que ocurre en el acné vulgar, las lesiones suelen ser notoriamente dolorosas. La inflamación también es más visible y tiene lugar en la zona “U”, que ya se había mencionado: mandíbula, cuello y alrededor de la boca.

Otro de los aspectos que lo define es el hecho de que se muestra resistente a muchos remedios convencionales que usualmente se emplean para el acné. Como su causa es netamente hormonal, por lo general requieren de un tratamiento más especializado.

Tratamientos disponibles

El acné hormonal necesita un tratamiento integral, que debe ser dirigido por el dermatólogo. Lo más frecuente es que se ordene un tratamiento tópico, complementado con uno oral. El tratamiento tópico suele incluir productos con componentes tales como ácido salicílico, peróxido de benzoilo, retinoides y antibióticos.

El tratamiento oral se lleva a cabo para restaurar el equilibrio hormonal. Suele incluir pastillas anticonceptivas y espironolactona, que es un diurético, en el caso de las mujeres. Para ambos sexos se emplea isotretinoína (antibacterial y antiséptico) y dapsona (antibiótico).

Actualmente también ha comenzado a emplearse la terapia biofotónica o “Kleresca”. Consiste en la aplicación de un gel fotoconversor que es atravesado por un haz de luz. Este penetra la dermis, elimina las bacterias y disminuye la producción de sebo. También previene la aparición de cicatrices.

Fuente: mejorconsalud.com

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