Conoce por qué decir sí a los tratamientos hormonales de reemplazo
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La menopausia es un momento de la vida donde las mujeres se quedan sin la producción de varias hormonas muy importantes para el funcionamiento del cuerpo de la mujer, pero sobre todo de una muy importante para su salud, los estrógenos, por lo que, al llegar esta etapa se debe procurar una evaluación de la mujer por parte de un especialista.
Así lo defiende en una entrevista con Infosalus la especialista en Endocrinología y Nutrición y doctora en Medicina, la doctora Clotilde Vázquez, con motivo de la publicación de ‘Con hormonas y a lo loco’ (Vergara), un manual en el que aporta las claves fundamentales para cuidarse durante la menopausia y el climaterio.
En concreto, esta experta señala que llega un momento de la vida de las mujeres, sobre los 50 años, donde aparece la menopausia, un escenario que no siempre es contemplado con buenos ojos por todas.
¿Por qué el cuerpo deja de producir las hormonas sexuales femeninas, en especial los estrógenos? Según explica la también jefa corporativa de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz y los hospitales Infanta Elena, General de Villalba y Rey Juan Carlos en Madrid, esto es debido por un lado a que el cuerpo está programado para vivir menos años, ya que evolutivamente la esperanza de vida hace 100 años se situaba en la mujer en torno a los 55, es decir, poco tiempo después del inicio de la menopausia.
«La menopausia es un suceso que digamos ‘nos traiciona’ pero en el fondo es por una razón estupenda, que hemos prolongado nuestra esperanza de vida. Y aquí la buena noticia es que se puede vivir sin estrógenos, aunque es a partir de la menopausia cuando surgen más riesgos para la salud y la calidad de vida de las mujeres, aunque no en todas por igual», subraya la doctora Vázquez.
En concreto, apunta que los estrógenos son importantes porque, aparte de mantener el ciclo menstrual de la mujer, la función reproductora, mantienen la salud arterial, el metabolismo de los lípidos, así como el funcionamiento de órganos endocrinos como el páncreas o la tiroides, la salud del colágeno de nuestras articulaciones, una buena osificación de los huesos, y en general para todo el sistema nervioso, también en las áreas cognitivas y afectivas los estrógenos son súper importantes.
«En conjunto, los estrógenos son clave para el funcionamiento de todo el organismo y prácticamente todos nuestros aparatos y tejidos tienen receptores de estrógenos porque estos contribuyen a un buen funcionamiento», remarca la especialista de Quirónsalud.
Al mismo tiempo, recuerda que la mujer sin estrógenos presenta una peor calidad de la piel, ve como su pelo empeora, pero también presenta un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, trastornos psicoafectivos, pérdidas funcionales, o incluso fracturas óseas.
De hecho, apunta que la proporción de fracturas e invalidez en mujeres es mayor que en hombres por esa caída de los estrógenos, aparte de que la frecuencia de infarto o de ictus aumenta desproporcionadamente por este motivo. «Aunque el cáncer de mama es muy frecuente no podemos olvidar que la primera causa de muerte en la mujer es el infarto. El no tener estrógenos tiene todas estas consecuencias en todo el organismo, pero sobre todo lo que más pone en riesgo nuestra vida es en el ámbito cardiovascular, metabólico y en los huesos», remarca la especialista en Endocrinología y Nutrición.
¿CONVIENEN ENTONCES LOS TRATAMIENTOS CON ESTRÓGENOS?
Ante este escenario preguntamos a la doctora Vázquez si es importante que la mujer cuente con tratamientos hormonales de reemplazo de estrógenos, a los que tantas mujeres pero también especialistas sanitarios a día de hoy siguen siendo reticentes, por su supuesta relación con el cáncer de mama. Eso sí, recuerda que todas las sociedades científicas del ramo en la actualidad sí los aconsejan.
«Hay que evaluar a la mujer, a nivel general pero también hormonalmente y, si no hay contraindicaciones, que suelen ser pocas, el consejo de salud es el tratamiento hormonal de remplazo, al menos unos años, y siempre vigilando y aportando a cada mujer los niveles adecuados de estrógenos que necesita, para no hiperestrogenizar. Hay que hacer siempre un tratamiento personalizado pero en principio es aconsejable por salud para todas las mujeres, salvo contraindicaciones», remarca.
Reconoce que en la actualidad siguen existiendo resistencias por parte del profesional sanitario tras el estudio norteamericano Women’s Health Initiative (WHI) de 2002, que analizó durante 11 años a una cohorte enorme de mujeres, y que demostraba que estos tratamientos podían aumentar hasta en un 25% el riesgo de cáncer de mama en las mujeres que eran tratadas; y tras el trabajo científico británico Million Women Study o MWS, que durante 15 años evaluó a más de un millón de mujeres de entre 50 y 64 años con estos tratamientos, revelando que las mujeres que en el momento de la inclusión recibían terapia hormonal sustitutiva tenían mayor probabilidad de desarrollar cáncer de mama y de muerte por cualquier causa.
«Estos estudios casi paralizaron y metieron miedo a las mujeres porque el cáncer mama es muy frecuente. Se sigue pensando que al tomar estrógenos aumenta el riesgo de cáncer de mama, cuando años más tarde se ha visto que esto no era así», agrega.
En concreto, cita que tras casi 20 años y muchos análisis posteriores del WHI y del MWS, y de muchos estudios con tratamiento hormonal en mujeres menopáusicas más jóvenes, «la comunidad científica, y desde luego muchas mujeres tenemos la sensación de que hubo una reacción desmesurada y excesivamente activista» ante los resultados de un estudio realizado en mujeres mayores, con dosis de hormonas posiblemente no ajustadas, y en el caso del WHI, que habían iniciado el tratamiento hormonal pasados los 60.
«Se han hecho más estudios que han demostrado que la terapia hormonal de reemplazo no aumenta el cáncer de mama, que es muy frecuente. Hay que recordar que su causa no son los estrógenos. Entonces estas terapias no aumentan el riesgo el riesgo de cáncer, pero tampoco lo previenen, salvo que no tengas útero, donde sí se han mostrado efectivos en este sentido», recalca la doctora Vázquez, considerada por la revista Forbes como una de las 100 mejores médicos de España.
Con ello, esta experta en Endocrinología y Nutrición revela que el momento de empezar a utilizar los tratamientos hormonales de reemplazo es al inicio de la menopausia, con los primeros síntomas (sofocos, insomnio, cefalea, cambios emocionales y afectivos, irritabilidad y depresión, o la falta de energía).
«La clave de los cuidados en la menopausia es pensar que se trata de una etapa normal de la vida, que nos pasa a todas las mujeres, pero no por ello en la que debemos devaluarnos. No hay que hacer un drama, es natural, pero en ella concurren muchos síntomas que deben hacernos ir al especialista (médico de cabecera, ginecólogo, endocrino) para que nos evalúe», sentencia la doctora Clotilde Vázquez.
Con información de Infosalus.