#5Oct | Santa Faustina Kowalska, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

Nació en Polonia en 1905, trabajó de sirvienta domestica para ayudar a mantener a su familia, y fue en un baile en 1924 mientras todos se divertían, que Helena Kowalska sintió una profunda tristeza. Allí, tuvo una de sus primeras visiones de Jesús crucificado con el cuerpo lleno de llagas, abandonó discretamente el baile y se fue a la Catedral de San Estalisnao de Kostka que le quedaba muy cerca. Estaba anocheciendo, se postró frente al santísimo y le pidió al señor que le mostrara lo que debía hacer. Pidió perdón por sus pecados y escuchó como Jesús le decía: “Ve a Varsovia, allí entrarás en un convento”.

En agosto de 1925 después de muchas dificultades, Helena Kowalska entró en la congregación de las hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, y pasó a ser sor Faustina luego de escribir en su diario de casi 600 páginas desde 1931 hasta 1938, una serie de visiones místicas de Jesús en su pasión.

Faustina vivió 13 años como religiosa y murió el 5 de octubre de 1938 a los 33 años, de tuberculosis. Su fama de santidad fue multiplicándose; en 1966 sus restos fueron trasladados a una capilla sobre la cual años después se construyó el Santuario de la Divina Misericordia en la ciudad de Cracovia, Polonia.

La devoción a la divina misericordia y las doce promesas que Jesús hizo a santa Faustina para quien venerara su divina misericordia a través de su imagen y rezara la coronilla en la hora de la misericordia, a las 3:00 de la tarde, se universalizaron.

Entre esas doce promesas, destaca la de que quien propague la devoción a la divina misericordia durante su vida, el alma será protegida por cristo como una madre cariñosa protege a su hijo recién nacido y a la hora de la muerte no será para esa alma un juez sino un salvador.

Jesús le dijo a santa Faustina “deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en mi misericordia rezando la coronilla, quien la rece recibirá gran misericordia a la hora de su muerte, los sacerdotes la recomendarán a los pecadores como su último refugio de salvación y aun si el pecador más empedernido hubiera recitado esta coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de mi infinita misericordia”.

Y luego Jesús le agregó “cuando se rece esta coronilla en presencia del moribundo, yo me pondré entre mi padre y él, no como un juez justo sino como un misericordioso salvador. Jesús mismo le dijo: “a la hora de las tres implora mi misericordia, especialmente por los pecadores y aunque sea por un brevísimo momento sumérgete en mi pasión, especialmente en mi desamparo en el momento de la agonía, esta es la hora de mi gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré entrar dentro de mi tristeza mortal y en esta hora no le negaré nada al alma que me lo pida por los méritos de mi pasión”.

Santa Faustina Kowalska, viviendo dentro de un convento con una entrega total a Dios en medio de una gran humildad difundió al mundo entero la devoción de Jesús de la Divina Misericordia, pues es acercarse a Dios, y ¡con Dios siempre ganamos!