#4Dic | San Juan Damasceno y las imágenes, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
Hay tantos personajes en la historia de la humanidad que han aportado tanto en favor de la humanidad y, sin embargo, no los conocemos.
Hoy, por ejemplo, 4 diciembre se celebra la fiesta de San Juan Damasceno, lo llamaban Damasceno porque venía de Damasco pero su nombre verdadero era Juan Manzur, un cristiano de origen árabe nacido en la segunda mitad del siglo VII. En aquella época Siria estaba dominada por los musulmanes que habían conquistado también Palestina.
Juan Damasceno fue un escritor fructífero, vivió retirado en el monasterio de San Sabas, en Palestina, observando al pie de la letra todas las normas que allí se exigían, así, llegó pronto a un alto grado de perfección.
No salía del monasterio sino para predicar en Jerusalén, sus homilías las copiaban y pasaban de mano en mano como un rico tesoro difundiéndose por todo el Oriente. En ese tiempo, el Emperador Constantino León “El Isaurico” prohibió el culto a las imágenes, siguiendo los iconoclastas que acusaban a los católicos de adorar imágenes.
Iconoclasta es una herejía que afirma que es superstición el uso de imagen religiosa y pide que se destruya, por eso los iconoclastas destruían las imágenes y perseguían a los que las veneraban.
San Juan Damasceno defendió la veneración y sus tres discursos contra quienes calumnian las imágenes santas, las escribió muy claramente y dijo: “Cuando la Iglesia de Jesucristo, mi madre, es ultrajada, calumniada y perseguida delante de mí, el grito del amor como hijo se me escapa, a pesar de mi corazón, la palabra sale de mis labios para defenderla porque temo a Dios más que a los poderes del mundo, temo a Dios más que a los poderes del mundo”, y con la lógica del sentido común agregaba: “Lo que es un libro para los que saben leer, esos son las imágenes para los analfabetas, lo que la palabra logra por el oído, lo logra la imagen por la vista”, y añadió: “Yo no venero la materia sino al creador de la materia que se hizo materia por mí y se dignó a habitar en la materia y realizar mi salvación a través de la materia”.
Preguntaba: “¿No es materia el madero de la cruz tres veces bendita?, ¿no son materia la tinta y el libro santísimo de los evangelios?, ¿no es materia el altar salvífico que nos proporciona el pan de vida?, y antes que nada, ¿no son materia la carne y la sangre de mi Señor Jesucristo?”.
Juan Damasceno fue muy claro al decir que la Iglesia no adora sino a Dios y con Los Santos lo que hace es venerarlos, decía: “Veneramos a aquellos en quienes ha habitado Dios, el único Santo que mora en los Santos. Las imágenes sirven para instruirnos, para despertar nuestra devoción, porque siendo doble nuestra naturaleza, sensible e intelectual, las cosas visibles son necesarias para que nos acordemos de las invisibles. El mismo Dios se hizo visible encarnándose”.
San Juan Damasceno murió a mediados del siglo VIII, el papa León XIII lo proclamó doctor de la Iglesia Universal. En el segundo Concilio de Nicea, en el año 787, respaldó lo que el Santo tanto defendió, señaló que las imágenes pueden ser expuestas y veneradas legítimamente porque el respeto que se les muestra va dirigido a la persona que representan que es Dios.
Amigos, Juan damasceno siempre repetía “le temo más a Dios que a los poderes de este mundo” y tenía razón porque ¡con Dios siempre ganamos!