#28Oct | ¿Tienes algo imposible en tu vida?, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
A lo largo de los siglos la tradición católica ha sido enriquecida por los aportes de cantidades de personas, muchos de ellos por su actuación en la vida fueron canonizados por las autoridades de la iglesia y se les venera como santos. En el caso de los apóstoles se sabe que fueron sus primeros discípulos, pero el resto de sus vidas es un misterio, es por eso que el caso de Judas Tadeo presenta muchas interrogantes.
El nombre Judas era bastante común en la comunidad judía, por eso los evangelistas tuvieron que distinguir entre Judas Tadeo y Judas Iscariote que fue el que lo traicionó. En lenguaje popular lo llamaban Judas el apóstol, pero ¿Cómo es que un apóstol que tiene una participación mínima y confusa en los evangelios logra ascender tanto como para figurar entre los santos más venerados de la iglesia?, ¿A qué se debe la popularidad de San Judas Tadeo, el llamado santo de las causas perdidas?
Toda explicación racional de un fenómeno religioso parece ser un ejercicio inservible, pero hay algunas lecciones que incluso los no creyentes pueden rescatar de esta indagación. La realidad es que nadie tiene muy claro quien fue Judas Tadeo, ni sus devotos, ni los estudiosos, ni siquiera los evangelistas parecen estar seguros de aquel personaje que siempre andaba en el fondo, siempre callado, aunque a veces estaba atento también.
A San Judas Tadeo, el santo de las causas perdidas, desesperadas o imposibles, se le celebra formalmente el 28 de octubre. Hay historiadores que dicen que la fascinación por Judas Tadeo se debe en gran parte a Judas Iscariote, porque la mala fama que tenía Iscariote, quien llevaba el nombre de Judas en la tradición católica, Tadeo entonces fue reducido al rango de apostol olvidado.
San Judas ignorado a lo largo de tantos siglos por los fieles, se volvió tan ansioso, dicen por ahí, que quería ayudar al que se acordara y rezara por él y estaba dispuesto a intervenir frente a Dios ante las circunstancias más desesperadas, por eso se le invoca en las causas perdidas.
Se le pinta con un fuego en la cabeza, símbolo de que está lleno del Espíritu Santo, en la mano derecha tiene un medallón, simbolizando la imagen que Jesús le dio para que fuera a curar al Rey de Edesa, El manto verde color esperanza y el garrote en la mano izquierda en recuerdo de su martirio.
Si bien San Judas no transmitió ninguna lección de índole moral o intelectual, su atractivo recae exclusivamente en el ámbito espiritual, es producto del efecto creado por una voz colectiva, que inunda nuestro interior, porque cuando son miles de voces concentradas en un solo punto, crean una veneración a una persona admirada.
Esa veneración y admiración se vuelve un instrumento de armonía social, y de repente el que estaba perdido ya no se siente solo, el que estaba desesperado está amparado, porque su conciencia individual se ha integrado a un ser colectivo, a un ser fuerte vigoroso que trasciende los límites del cuerpo humano, y este en parte es el milagro de San Judas, unir en la diversidad, tal como lo Jesús, que todos sean uno como mi padre y yo somos uno, porque ¡con Dios siempre ganamos!