#28Feb | A 8 años de la renuncia del papa Benedicto XVI
Por: María García de Fleury
Cuando el Papa Benedicto XVI, de 85 años, anunció inesperadamente su renuncia al cargo, el 11 de febrero del 2013, conmovió al mundo. En ese momento agregó que su renuncia se haría efectiva el 28 de febrero de ese mismo año. Explicó que la decisión de renunciar al papado comenzó a asumirla después de su viaje a México y Cuba, en marzo del 2012, donde comprobó los límites de su resistencia física y tomó conciencia de que no podía soportar un viaje a Brasil en el verano del 2013 para asistir a la jornada Mundial de la Juventud.
La labor de los 266 Papas que ha habido desde que Jesús nombró a Pedro como jefe de la Iglesia ha servido como símbolo de unidad por los siglos. La misión del Papa, de acuerdo con los mandatos de Jesús, es ser garante de las enseñanzas de Dios y gobernar como un servicio a la unidad de la Iglesia en la fe y la comunión. El objetivo de todo esto es hacer valer, de manera fiel, las enseñanzas que Jesús impartió en el mundo, buscando los caminos para que la voluntad de Dios sea conocida y vivida en la existencia de los creyentes.
A lo largo de la historia, la actividad Internacional de la Iglesia se ha ido dirigiendo tanto a cuestiones espirituales como políticas, en nuestro tiempo, su labor se dirige también hacia la protección de los Derechos Humanos, la promoción de la paz, la cooperación para el desarrollo, configurándose como un referente moral para el resto de los miembros de la sociedad internacional.
A 8 años de su renuncia, el Papa Benedicto 16 se convierte, con sus 93 años y 5 meses, en el Papa más anciano de la historia de la Iglesia, superando el papa León XII quien falleció recién cumplidos los 93 años. El papa Juan Pablo II falleció a los 84 años y el papa Pío IX a los 85, ésta ha sido la edad aproximada de la muerte de los Papas.
Benedicto XVI, el primer papa alemán después de casi 500 años, al tomar el histórico paso de renunciar al Papado, conmovió al mundo entero y redefinió el oficio papal mostrándonos su lado más humano. La decisión de Benedicto XVI y su vida en reclusión, desde su dimisión la noche del 28 de febrero del 2013, corresponde a diferentes razones. No tiene que ver con la Iglesia y el poder, sino más bien con preguntas existenciales que, en última instancia, nos han enseñado a todos y a cada uno de nosotros sobre la dignidad y, al mismo tiempo, la carga de la vejez.
Muchos de sus seguidores han querido saber cómo pasa Benedicto XVI esta fase de su vida y él les respondió en un periódico italiano diciendo “todo lo que puedo decirles es que, mientras las fuerzas físicas están disminuyendo lentamente, estoy interiormente peregrinando en la casa. Es positivo para mí estar rodeado de amor y bondad en esta última parte de mi camino, a veces laborioso, lo que previamente no podía haberme imaginado”.
Amigos, quien haya acompañado a un anciano a acercarse a la muerte sabe lo que esto significa. El Papa Benedicto XVI, este gran teólogo de los siglos XX y XXI, sigue con una gran lucidez mental y es un hombre profundamente religioso, tratando de mantenerse muy fiel a Dios porque él sabe que esa es la única forma de vivir con Dios y que ¡con Dios siempre ganamos!
