#18Nov | Nuestra Señora de Chiquinquirá, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
La historia de la imagen de la Virgen de la Chiquinquirá se remonta a hace 4 siglos, cuando Don Antonio de Santana, encomendero de los pueblos de Suta y Chiquinquirá en Colombia, le solicitó al español Alonso de Narváez que pintara una imagen de la Virgen del Rosario para colocarla en una pequeña capilla.
La pintura fue realizada sobre tela de algodón de procedencia indígena, media 44 pulgadas de alto por 49 de ancho. Alonso de Narváez usó colores al temple y realizó una imagen de la Virgen del Rosario con el niño Jesús en todo el centro, a un lado le pintó a San Antonio de Padua por ser el santo patrono de don Antonio Santana y del otro lado puso a San Andrés, pues así se llamaba el superior de la orden de los dominicos.
El cuadro fue ubicado en la capilla que tenía Don Antonio allá en Suta y estuvo allí durante más de una década, pero la capilla tenía el techo de paja, lo que provocó que la humedad deteriorara la pintura hasta dejarla prácticamente borrosa. Cuando falleció Santana, su viuda se trasladó a Chiquinquirá entre los años 1577 y 1578 y la imagen fue llevada a ese lugar, pero se encontraba en tan mal estado que fue abandonada en una habitación que en un tiempo atrás había sido utilizada como oratorio.
Al comenzar el año 1586, se estableció en Chiquinquirá una piadosa mujer que venía de España, de Sevilla concretamente, y ella se llamaba María Ramos. La señora se fijó en el viejo oratorio y colgó en el mejor lugar de la capilla esa deteriorada pintura de la Virgen del Rosario que escasamente se veía.
El 26 de diciembre de 1586 María salía de la capilla cuando pasó frente a ella una mujer indígena llamada Isabel con su pequeño hijo, en ese momento Isabel gritó a María y le dijo: “Mire!, ¡Mire señora!”, María volteó y dirigió la mirada hacia la pintura y la imagen aparecía rodeada de unos resplandores vivísimos. Sin explicaciones, los colores y el brillo original reaparecieron mientras que los rasguños y los agujeros de la tela habían desaparecido. Con este sorprendente episodio se inició la devoción a la Virgen de la Chiquinquirá.
La Chinita no tiene un solo día de fiesta, sino que se celebra todo el mes de noviembre con la célebre feria de la Chinita donde hay cantos, baile, juegos de béisbol, de futbol, corridas de toros, es un mes de gran alegría. El 18 de noviembre día de su fiesta la gente estrena ropa y hace comidas especiales y de una vez empatan la fiesta con la navidad.
En Colombia se celebra su fiesta el 9 de julio, pues ese día fue proclamada patrona de Colombia por el Papa Pio VII en 1829. En Venezuela se celebra el 18 de noviembre, porque el 18 de noviembre de 1842 fue mandada a coronar canónicamente por el Papa Pío XII. Amigos, la jerarquía de la iglesia está consciente de que la Chinita es la Madre de Dios y de que ¡con Dios siempre ganamos!