Zulianos ajustan su consumo a la medida de la inflación
Con información de La Verdad
La inflación en los precios de los alimentos obliga a las familias a organizar la mesa y cuidar cada bolívar que gasta. Marzo inicia con una cestatique en 108 mil bolívares, 40 mil bolívares de salario mínimo y una variación de 18,66 por ciento determinada por la Asamblea Nacional, ante la ausencia de indicadores del BCV, encestada en el costo de la canasta de 621 mil 106,98 bolívares, según Cendas-FVM.
En los hogares marabinos, que solo perciben el mínimo de ingreso, hacen medidas para rendir la cantidad de los alimentos. De un kilo de carne molida logran cuatro preparaciones: salsa para pasta, guiso para empanadas, “revuelto de arroz” y aliñada con papas. Así rinden las amas de casa el rubro para resistir la subida de precios de los productos.
El kilo de carne molida ronda los seis mil bolívares, cerca de 15 por ciento del salario mínimo, mientras que un pollo entero está en promedio cerca de siete mil 500 bolívares; 18,75 por ciento de la cesta mensual. Un pan dulce a Bs. 150 se ubica en 0,37 por ciento.
Según Elbigia Machado, de 73 años, “el pollo no entra en casa desde el año pasado. Está caro para hacerlo. Con 500 gramos de carne molida hago más con menos bolívares. Son tres mil bolívares que alcanzan para unas buenas salsas y unas empanadas de cena”, recuerda el ama de casa, calculando cómo “estirar la pensión” de sobreviviente.
“Somos cinco personas adultas en casa. Yo tengo la pensión de mi difunto esposo. Con eso no puedo comprar un aceite a siete mil 500, ni pollo. El pan hace tiempo que no comemos. Soy una madre pobre y viuda, a mi edad no consigo trabajo y tengo que rendir la comida”, relata Machado.
La distribución y peso de cada kilo de alimento está ideada en su mente: “Tres comidas tienen que salir del arroz” para los almuerzos diarios. Con un “poquito de bistec”, 500 gramos, una cebolla, tomate y dos papas se convierte la paila en una montaña de verduras con carnes. Igual prepara la pasta alimenticia de la que “tiene que salir dos comidas o más”, asegura.
Tres rondas de arepas, cada una con siete piezas, prepara de un paquete de harina de maíz precocida que compra sobre los tres mil 800 bolívares. Solo cuatro parientes comen porque una de las hijas cena en el trabajo. “Allá le dan la comida y menos mal, si no tendría que hacer más arepas y no alcanzaría”.
Hermelinda Ramírez, de 46 años, ordena una distribución similar. El almuerzo es el plato obligado, mientras que la cena y el desayuno son esporádicos. La carne molida y papas predominan en la mesa del hogar donde solo ingresa “un sueldo con el que comemos cuatro. Los demás ganan poco, dan lo que pueden”.