Zelenski se blinda con su núcleo duro de leales
EFE
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, mantiene un núcleo duro de figuras políticas clave y probada lealtad, casi cinco meses después del inicio de la invasión rusa de su país y en medio de la purga emprendida de altos cargos sospechosos de «traición».
El líder ucraniano se ha centrado desde el arranque de la ofensiva tanto en la coordinación de la defensa del país como en el área de la comunicación, un ámbito en el que se mueve cómodamente por su trayectoria como actor.
Aunque está al frente activamente de todas las decisiones importantes, el presidente se ha apoyado en una serie de figuras de alto nivel de su círculo más estrecho, cuya influencia no siempre está ligada a competencias claramente definidas.
En esta especie de «Who is Who», al primer ministro, Denys Shmyhal, le corresponde el papel de funcionario fiel y sin aspiraciones a competir con el presidente, pese a los amplios poderes derivados de su puesto.
En realidad, el segundo hombre fuerte del país es el jefe de la Oficina Presidencial, Andriy Yermak, quien mantiene una estrecha relación de confianza con Zelenski, pese a que formalmente es solo su secretario.
En una entrevista reciente, Yermak, que también ha trabajado como abogado y productor de cine, se definía como el «gestor del Presidente». Desde esta posición, supervisa que cada una de las decisiones del líder sea implementada y revisa los resultados de toda negociación sobre el futuro de Ucrania, la reconstrucción del país y los efectos de las sanciones contra Rusia.
La siguiente figura clave es David Arakhamia, jefe del grupo parlamentario del partido El Servidor del Pueblo de Zelenski, según el análisis de Roman Romaniuk y Roman Kravets para «Ukrainska Pravda». El control de Zelenski sobre sus diputados es incuestionable, mientras que Arakhamia se concentra en actividades complementarias, incluidos los contactos con otros grupos políticos.
El ex periodista Mykhailo Podoliak, por su parte, ha formado parte de las delegaciones negociadoras con Rusia en Minsk y Estambul. Le corresponde también comunicar la situación en el frente, difundir las cifras de bajas enemigas y negociar los intercambios de prisioneros.
Su trabajo ha suscitado duras críticas por parte del jefe del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa, Oleksiy Danilov, quien considera que parte de esas competencias corresponden a su departamento.
Antes de la invasión, Danilov y el Consejo desempeñaron un papel relevante en la toma de decisiones, como las sanciones contra el político prorruso Viktor Medvedchuk. Pero mientras tanto Danilov ha perdido parte de su presencia pública.
Por contra, la invasión elevó el perfil del carismático comandante militar en jefe Valerii Zaluzhnyi, a quien se considera ampliamente competente y liberado de los antiguos cánones de anteriores generales de estilo soviético.
Un 97% de los ucranianos confía en su ejército, aunque los rumores de posibles tensiones entre el Presidente y el alto mando militar se han colado en la prensa ucraniana. Zaluzhnyi se ha mantenido discreto y centrado en sus funciones.
Otros estrechos colaboradores de Zelenski son sus ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores, Olexiy Reznikov y Dmytro Kuleba. Éste último es, a escala exterior, el segundo «rostro» de Ucrania, tras el presidente, por su omnipresencia en todo encuentro multilateral o bilateral, además de acción en las redes sociales.
Le corresponde un papel importante en la búsqueda de dar la máxima proyección internacional a la lucha de Ucrania contra la invasión rusa. Reznikov y Kuleba han contribuido a mejorar la imagen del presidente, frente a quienes dudaban de la capacidad del excómico para dirigir el país.
Mientras todas estas figuras representan el núcleo duro y la lealtad hacia el líder, Ucrania ha vivido estos días una especie de purga en sus servicios de seguridad, incluido el espionaje.
Primero fue destituido Iván Bakánov, jefe del Servicio de Seguridad y amigo de la infancia del presidente. Casi en paralelo cayó la fiscal general, Iryna Venedíktova, mientras Zelenski ordenaba una revisión en profundidad de toda la inteligencia, lo que ha precipitado una larga secuencia de ceses a escala regional o local.
En medios ucranianos se relaciona esta evolución con la creciente influencia de Yermak en contraposición con amigos del pasado de Zelenski de su carrera en el mundo del espectáculo.
Supuestamente, estos cambios no serán los últimos. Varios analistas políticos han sugerido que el puesto del primer ministro Shmyhal podría estar en juego.
No se cuenta, en cambio, con remodelaciones que afecten al núcleo duro del presidente. La mayoría de los ucranianos siguen teniendo una buena opinión de la actuación de Zelenski, con un 85 % de confianza en su presidente, según una encuesta de finales de junio del Instituto Internacional de Sociología de Kiev. EFE